Finalmente, el Universo puede conocer Justice League - The Snyder Cut, una de los proyectos más mitológicos del cine (y con seguridad, del cine reciente). El filme fue incorporado a fines de la semana pasada por HBO Max, el SVOD de Warner-AT&T, y es una de las mayores atracciones de la empresa, que busca entrar en la competencia con Netflix, Disney+ y Amazon Prime Video. En la Argentina, aunque el servicio recién estará disponible en junio, Snyder Cut puede verse en Flow, en primicia, pagando un alquiler de $600 por 48 horas (está tanto con subtítulos como doblada al castellano).

Pero ¿qué vamos a ver? En principio, aparecen muchos personajes que desaparecieron del corte de Joss Whedon que se estrenó en cines en 2017 (y que fue una decepción para la crítica y para el público). Por ejemplo, en dos muy buenas escenas, Martian Manhunter, J'onn J'onnzz. O, tambien en dos secuencias, Slade Wilson, Deathstroke, personaje que -cosa curiosa pero no tanto porque ambos son de los mismos creadores- prefiguró al Deadpool del Universo Marvel. También, como se sabe, aparece el Joker de Jared Leto y, de paso, su performance es millones de veces mejor de lo que fue en Suicide Squad. Pero quizás lo más espectacular sea la aparición de Darkseid.

Darkseid, personaje creado por Jack Kirby -"papá" de Capitán América, Los 4 Fantásticos y la mayor parte de los grandes personajes de Marvel- para DC Comics, es uno de los más grandes villanos del mundo del cómic. En la versión estrenada en cines, se lo menciona y se lo intuye: aquí aparece y es realmente un ser temible. Al mismo tiempo, Steppenwolf, con voz del gran actor galés Ciarán Hinds, está mucho más tiempo en pantalla y causa, realmente, miedo. Está a la altura del poder de la Liga.

Las secuencias de batalla son más elaboradas, están mejor resueltas (son más claras), y también es mucho más claro el desarrollo de la trama. La película está dividida en ocho partes, cada una con un título, a la manera de las miniseries de cómics. La resurrección de Superman es una trama bastante más compleja y más comprensible. Cyborg tiene un rol fundamental y su historia es, probablemente, la de mayor desarrollo dentro de la película.

No quiere decir que sea mejor: la película es otra, completamente. Ya no hay rusos que salvar, por ejemplo (una de las cosas más criticadas de la primera versión). Todo es más oscuro, más ominoso y el humor solo lo aporta el personaje de Barry Allen/Flash (Ezra Miller) y alguna reacción de Aquaman (Jason Momoa). A Snyder le gustan mucho las poses en cámara lenta, las imágenes "significativas", los movimientos épicos, como de estatuas griegas en poses imposibles. El ritmo, si bien es constante, es mucho menos vertiginoso que en la versión de Joss Whedon. Y, a la manera de Watchmen, otra de las adaptaciones de cómic de Snyder, está llena de canciones que complementan las imágenes y las comentan.

¿Vale la pena el Snyder Cut? Difícil de decidir. La película que hizo Joss Whedon tras el abandono de Snyder por razones muy justificadas (personales y de interferencias de productores, todo se puede leer en esta nota) es vertiginosa, más humorística, más "al punto", con un Batman mucho más desdibujado y caricaturesco (en ese filme siempre pierde las peleas, en este, no). La de Snyder tiene en el medio desarrollos a veces un poco tediosos, y apunta a muchos lugares a la vez (de hecho, tiene dos o tres finales que mezclan el presente con un futuro que ya no existirá, a juzgar por los productores). Son cuatro horas, el doble de lo que pudimos ver en cine, y el gran triunfo de los fanáticos, sin cuya campaña constante la película jamás se hubiera visto. El lector, ahora, podrá juzgar.