Humor muy negro para sentirnos muy vivos en Qubit.TV
Hay que reírse de las desgracias: es una forma de enfrentar el temor y el peligro con una sonrisa, con entereza y, de paso, hacer catarsis. En la grilla de Qubit.TV hay una gran cantidad de ejemplos de este tipo de cine, y además muchas de esas películas son obras maestras en cualquier género.
El humor negro es una prueba de que estamos vivos. Reírnos de lo terrible, de lo macabro, es una forma de catarsis y de enfrentar los peligros y las tristezas del mundo con una actitud bastante valiente. El cine ha abrevado mucho en ese género: de hecho, gran parte del terror que se produce en nuestros días está plagado de ironía, humor irreverente y sustos que dan risa. Sin embargo, en el pasado, con mucha menos corrección política, las películas eran mucho más filosas. También, en gran medida, más elegantes. La prueba está en la grilla de Qubit.TV, a estas alturas la de mejor acervo clásico internacional de las plataformas de streaming.
Veamos un ejemplo. Una de las comedias más recordadas del cine inglés de los años cincuenta es El quinteto de la muerte, que tuvo muchos años después una remake americana dirigida por los hermanos Coen. La original es de Alexander Mackendrick y su elenco incluye a Alec Guinness y Peter Sellers. Cinco ladrones se hacen pasar por músicos, se hospedan en casa de una adorable ancianita y roban un banco. Pero ella los descubre y deciden matarla: el problema es decidir quién lo hace. Lo que sigue es disparatado y lleva todo al absurdo en el que los victimarios terminan víctimas de sus propios escrúpulos o su propia estupidez.
¿Qué decir del clásico exploitation Faster Pussycat! Kill! Kill! del maestro de los pechos voluptuosos, la sensualidad violenta y el absurdo Russ Meyer (uno de los verdaderos independientes del cine)? Película que combina ultraviolencia con sexo pero también manifiesto feminista, dado que la banda de psicópatas -que además tiene sus propios problemas- está formada exclusivamente por chicas (sí, Tarantino tomó mucho de esta película para A prueba de muerte). Su exploración de la violencia, como todo en Meyer, termina en el más rotundo humor negro y resulta un clásico de esos que se olvidan cuando se arma el canon cinematográfico, aunque bien merece pertenecer a él.
Roger Corman es, entre otras muchísimas cosas (buenas) un maestro del humor negro. Una de sus películas más interesantes -y también, quizás la única que puede verse con niños- es El Cuervo. Corman ya había hecho con Vincent Price una serie de adaptaciones de cuentos de Edgar Allan Poe, que es de lo mejor de la obra de director y actor. Pero El Cuervo es más que nada un poema metafísico. Sin embargo, a Corman se le ocurrió crear un combate entre dos brujos (Price es uno, Boris Karloff, otro) que está lleno de humor, de fantasía amable, de princesas y príncipes (el "príncipe", créase o no, es un muy jovencito Jack Nicholson vestido con mallas ajustadas). Lindísima película, llena de color e imaginación, y cómica en todo sentido.
Admite este redactor que no es fan de Charles Chaplin. Pero también admite que Chaplin creó una de las mayores obras maestras del cine, Monsieur Verdoux. Inspirada en la historia del asesino de mujeres francés Landrú, Verdoux es un señor muy elegante, muy amable y muy seductor que conquista viudas, las mata y, con el botín que logra, sostiene a su familia, contexto en el que es un gran padre de familia y un marido amoroso. Chaplin logra combinar la sordidez del punto de partida con hallazgo cinematográficos increíbles, como colocar la violencia siempre fuera de campo y lograr momentos de comicidad absoluta (el casamiento cerca del final es una joya de la bufonería) sin que jamás la película pierda el hilo o el tono. Lección total de lo que significa "humor negro".
Re-Animator es un clásico de los ochenta, quizás la década en la que la mezcla de géneros se tornó más pop y más oscura, más cómica y vertiginosa. De eso va esta película de Stuart Gordon que adapta a su modo un relato de H.P. Lovecraft. Es cierto, salvo un par de cuentos breves, difícil reírse con Lovecraft. Pero no imposible: la historia de un tipo que inventa un suero que revive tejido muerto se transforma en un ataque de velocidad cómica como pocas veces se vio en el cine (y del que mucho aprendió Sam Raimi luego, claro). Por momentos, el momento de mayor horror coincide con el más cómico, al punto de que nos preguntamos, justamente, de qué nos reímos. Con mucho de cartoon, Gordon hace del horror un show indetenible.
Un poco por el mismo camino va la opera prima de Joe Dante, Piraña, que además tuvo guión de su amigo, el gran John Sayles, y la producción de -cuándo no...- Roger Corman. Desechos químicos transforman a las pirañas de un río en salvajes asesinas y allí van a comerse gente en lo que, en principio, tenía que ser una explotación de la moda iniciada por Tiburón. Pero el disparate fue para otro lado: Dante es uno de los mayores conocedores -crítico y todo- del cartoon clásico y, como haría luego en Gremlins y Gremlins 2 (otras joyas de humor negro) dejó que el absurdo rompiera todo molde. Aún hoy, dado que se toma con ironía sus trucajes precarios, sigue siendo una joyita absolutamente disfrutable.
Y cerremos con el maestro de maestros del humor oscuro, don Luis Buñuel. Que puede tomar el melodrama y transformarlo en comicidad asordinada. Viridiana es la historia de una joven casta que es abusada por su tío, luego lo hereda, luego quiere ayudar a los pobres y luego termina... bueno, no tan casta. Pero el retrato de los miserables y pobres que hace Don Luis es impiadoso y totalmente a contrapelo de cualquier corrección política, de antes o de ahora. Pura libertad negra.