Joyas escondidas en el acervo de Prime Video
Con un poco de paciencia, en la platafora Prime Video se pueden encontrar algunas películas extrañas, reediciones e inéditos, que equilibran la incomodidad de su interfaz. Aquí van algunas de ellas, grandes filmes que además tienen nombres de peso detrás de la realización. Imperdibles todas.
No siempre uno se pone a revisar toda la grilla de una plataforma. Pero por algunas razones que no vienen al caso (personales, esto es un diario), este escriba se puso a revisar la de Prime Video. Primero lo primero: es una de las que tiene mayor variedad y cantidad de películas (no así de series, aunque hay algunos títulos que son interesantes e incluso importantes como Mrs Maisel, Fleabag y The Boys). El problema es su interfaz, que es poco amable (lo es en casi todas las plataformas y, a estas alturas, es la única ventaja comparativa de Netflix respecto de la competencia). Pero aún así, se encuentran rarezas dignas de atención y grandes -incluso grandísimas- películas. Así que, un poco con criterio lúdico, vamos con ellas: rarezas que vale la pena ver en Prime.
Vamos con una grandísima: Escape de Nueva York. En su momento -primera mitad de los 80- esta obra de aventuras y ciencia ficción absolutamente oscura y con mucho de western urbano fue maltratada por la crítica en general, demasiado "pegada" a los "mensajes". Pero creó un personaje mitológico: el soldado de fortuna tuerto Snake Plissken, genialidad de Kurt Russell y lo que afianzó su rol de "duro" tras un comienzo de carrera como niño Disney y Club de Mickey Mouse. Escrita, dirigida y musicalizada por John Carpenter, esta ucronía en la que la isla de Manhattan fue transformada en una cárcel de máxima seguridad a la que cae por raras circunstancias el avión del Presidente de los EE.UU. fue una metáfora perfecta del final del siglo XX. Y aunque la acción se sitúa en un 1997 que no fue (pero entonces era el futuro), sigue siendo vigente su retrato de la estupidez humana y, también, del heroísmo. Incluso es más relevante hoy que entonces. Por lo demás, Carpenter le saca todo el jugo a la pantalla anchísima que tanto le gusta y, con dos pesos, crea un espectáculo fenomenal. No ha perdido nada, pero nada, de su tensión ni de su sátira.
Y ya que estamos en el futuro, Tank Girl, película que nunca se estrenó en nuestro país. Basada en una historieta de culto absolutamente punk y ambientada en un ambiente postapocalíptico con un villano desaforado (Malcolm McDowell parodiando su rol en Naranja Mecánica treinta años después) fue pensada como vehículo para Lori Petty, que venía de coprotagonizar esa obra maestra de Kathryn Bigelow llamada Punto Límite. Pero esta película desaforada, llena de hallazgos visuales, violenta y sexy se encontró con un público totalmente indiferente y fue un fracaso. Eso sí: vista hoy, también resulta mucho más contemporánea de lo que fue en el momento de su estreno. Y mucho menos "políticamente correcta" que el 110% de lo que se estrena.
Lo que nos lleva a Paul Verhoeven, el verdadero papá del "me importa un bledo lo que sea correcto". El holandés se rió de todo en Robocop, Bajos Instintos y esa joya absoluta del cine bélico titulada El libro negro (quizás polémica, pero insuperable). El año pasado presentó en Cannes Benedetta. No sé si saben que la religión es un poco una obsesión para Verhoeven (que hizo novela su guión sobre Cristo, una versión de la historia que deja La última tentación... como un libro de catequesis de primer grado) y también el sexo y las pasiones humanas. Basada en una historia real, esta es la historia de una bella chica que está convencida de que ve a Jesús, conspira para conseguir el control de un convento de monjas mientras sostiene un romance lésbico de altísimo voltaje. Así y todo, la película es menos blasfema que vital, vibrante y por momentos muy cómica. Joya del "rompan todo" que culmina con una ambigüedad hoy poco frecuente en cualquier arte. Verhoeven se ríe de todos. De paso, es una película muy erótica. Pero eso no se lo digan a nadie.
Decir que Apocalypse Now es una obra maestra es un lugar común. También es cierto. Y también es cierto que el corte final de la película (que es el Redux pero restaurado y con un montaje mucho más preciso) es una película mucho mejor que aquella que asombró al público global, después de uno de los rodajes más infernales de la historia, en 1979. La hora nueva que incluye vuelve a todos los personajes mucho más humanos que en la versión de explotación primitiva (de hecho, se estrenó en Cannes sin secuencia de títulos, e incluso así ganó la Palma de Oro compartida con La balada de Narayama, de Shoei Imamura). Aunque la aparición de Kurtz sigue siendo impactante, los personajes, sobre todo después del intermezzo en la plantación francesa, que funciona como contrapunto del reino privado del personaje de Brando, son más imperfectos, más humanos, más próximos a nosotros. Y la locura de Kurtz, mucho más irracional y comprensible. Sí, es una película a descubrir.
Y terminemos con una joyita de terror que pasó inadvertida en los cines de nuestro país, La médium. Película tailandesa, pertenece al género de terror y habla de entidades metafísicas no demasiado buenas que se cruzan con nuestro mundo. Pero tiene la particularidad de abrevar en un registro casi documental para pintar, al mismo tiempo, a toda una cultura. Misteriosamente, eso vuelve lo sobrenatural parte totalmente creíble del paisaje. Además de terrorífica, es cautivante por su clima, el mundo en el que introduce al espectador, y su verdad. Nada que se pueda encontrar hoy en el cine más comercial de nuestro adocenado occidente.