Lo mejor del último Woody Allen para disfrutar en Prime Video
Woody Allen llegó a las cincuenta películas con la reciente Golpe de suerte en París. En los últimos años, se convirtió en un cineasta totalmente libre que filma y narra lo que quiere, aunque siempre con sus obsesiones. Muchas de esas películas (además de las recomendadas aquí) están en Prime Video. Pase y revise.
Visto y considerando que Woody Allen comple cincuenta películas con el estreno de Golpe de suerte en París, y que en los últimos años de algún modo se ha liberado de Hollywood (que nunca lo quiso demasiado, aunque da la impresión de que hoy lo aborrece por un hecho judicial del que salió totalmente libre y limpio), vamos a repasar algunas de sus películas de las últimas décadas. Primera salvedad: si bien mucho de lo mejor de Allen está en los años setenta (La última noche de Boris Gruschenko sigue siendo su pico cómico; Dos extraños amantes sigue siendo fundacional; Zelig sigue siendo una maravilla; Días de radio, su película más tierna), hoy no figuran en plataformas. De todos modos, suelen reaparecer, básicamente en Netflix y Max.
Segunda salvedad: la disciplina de hacer una película por año genera que no todo sea bueno. Incluso hay cosas bastante malas (A Roma con Amor, por ejemplo) o mediocres (Encontrarás al hombre de tu vida). Pero sí hay un puñado bastante importante de películas que superan por mucho cualquier cosa que tengamos hoy a la vista. Lo mejor de Allen es que hace la suya y ejerce una libertad creativa que otros, en busca del éxito comercial o de la masividad, no. Allen es de esos supervivientes de los setenta, al margen de la corriente Spielberg-Coppola-Scorsese-De Palma, más cercano a Clint Eastwood en eso de ser él mismo, que todavía nos interesa.
Empecemos por la mejor que hizo en este siglo: Blue Jasmine. No sólo es una lección actoral por parte de Cate Blanchett (y de dirección de actores por parte de Allen) sino una exacta relectura de Un tranvía llamado Deseo ambientada en este mundo que nos rodea. Jasmine, el personaje de Blanchett es una "socialite" neoyorquina que lo pierde todo por la caída en desgracia de su marido (Alec Baldwin) y marcha a encontrarse con una hermana más bien pobre. Lo interesante es que la locura absoluta del personaje (locura real, no como eufemismo de "cómico") está matizada con un humor a veces irreverente. Tiene dos trabajos secundarios extraordinarios: Louis C.K. y Bobby Cannavale. Y cuando la verdad sale a la luz, todo es devastador. De las pocas tragedias perfectas que dio el cine en las últimas décadas.
De las fantasías (hay varias para recorrer, especialmente Disparos sobre Broadway y Todos dicen Te quiero), quizás la mejor -y de lo mejor de su última etapa- sea Medianoche en París, donde un guionista bloqueado (Owen Wilson en modo Woody) visita a su novia francesa y, por las noches, por un mágico procedimiento, es trasladado a la Ciudad Luz de los años 20, de la bohemia, de los grandes escritores y pintores. Es además una de las películas más contemporáneas de Allen, porque toca el tema más importante de nuestros días: en qué realidad queremos vivir. Lleno de humor y referencias, el filme está además filmado con amor por los lugares y por los personajes (París se ha vuelto para Allen el sucedáneo de aquella Nueva York que supo filmar en Dos extraños... y Manhattan, una ciudad querida).
Si hay una prueba más de que París es la nueva Meca de Allen, poco después de Medianoche... hizo Magia a la luz de la luna, protagonizada por Emma Stone y Colin Firth, donde un mago decide desenmascarar a una chica a la que cree falsa medium. Pero este punto de partida lleva necesariamente a los equívocos y al romance. Es curioso que Allen, que fue de los primeros en separar sexo de amor en aquellos años setenta de cierta franqueza (en los diálogos, por lo menos) se haya decantado, finalmente, por el romanticismo, aunque no siempre con final feliz. La película quizás no es tan buena como Medianoche... pero sí es de una gran amabilidad incluso cuando roza el drama.
Los secretos de Harry sí, es un poco más antigua (de 1998) pero ya se ve ahí al tipo que está revisando todo. Esta comedia con momentos de altísima invención cómica sobre un profesor que va a recibir un premio y un escritor con crisis creativa tiene uno de los elencos más raros de la obra allenesca, y momentos brillantes de Robin Williams, Demi Moore, Billy Crystal, Julia Louis-Dreyfuss y Kirstie Alley (un seleccionado de comediantes, dicho sea de paso). Otra curiosidad, es una parodia (amable, pero parodia al fin) de Cuando huye el día, de Ingmar Bergman. También en eso (recuerden el Woody "dramático" de los primeros ochenta, tratando de imitar al sueco) es una especie de reevaluación de las propias elecciones. La crítica fue ambigua, pero es una de sus mejores películas.
Ahora bien, es probable que Vicky Cristina Barcelona (que le dio un Oscar a Penélope Cruz) no sea de lo mejor de Allen por su trama enrevesada de amores y desamores, de mujeres alrededor de un hombre (Javier Bardem). Pero tiene la habilidad de plantear con mucha precisión su enredo (dos americanas -Scarlett Johansson y la extraordinaria Rebecca Hall, verdadera revelación de la película, enamoradas de un hombre demasiado seductor y acosadas por la loca ex del tipo) y de combinar momentos de enorme drama con la comedia más absurda. Juega, como mucho del Allen de madurez, con la noción de azar y con la imprevisibilidad del sentimiento y la reacción humana: Allen maneja con tanta habilidad estos elementos que siempre lo más raro parece natural y desencadena la farsa o la tragedia. Un cine libre, cosa rara.