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Los mejores superhéroes para quienes odian a los superhéroes

El género más exitoso de las últimas dos décadas es despreciado -con razón- por muchos cinéfilos. Pero hay películas que pueden superar la grieta. Aquí va una selección de plataformas para quien desconfía del género.

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Hoy se estrena en la Argentina la que, probablemente, sea la película más taquillera de un año difícil para la industria del cine, Spiderman: sin regreso a casa. Por lo general, los críticos de cine nos encontramos en un dilema ante esta clase de fenómenos. Criados en cinematecas, bichos de festivales, muchos suelen despreciar lo que llamamos (a falta de un término más preciso) "cine popular" o "de entretenimiento". Se olvida que mucho de lo que hoy se considera canon u obra maestra fue ese cine popular o "de entretenimiento". Alfred Hitchcock no pensó "voy a deconstruir el aparato cinematográfico y trabajar la idea del Mal encarnado, el doble y la culpa", sino "quiero hacer una película que asuste mucho y haga mucha plata", y salió Psicosis. De paso, lo dice él mismo en esa biblia divertida que es El cine según Hitchcock, de Francois Truffaut.

¿No es Jurassic Park una obra maestra, no lo es E.T.? ¿No lo son Halloween, Río Bravo, Un americano en París o Ratatouille? Pues bien: después de casi cuarenta años, el cine de superhéroes tiene también sus obras maestras, o al menos películas que dan mucho más que el espectáculo colorido. Vamos a seleccionar algunas aquí, algo así como "Superhéroes para quien solo jura por Kiarostami y Bergman".

Batman Vuelve (HBO Max) es no solo la mejor película de Tim Burton y una de las mejores películas sobre la Navidad, sino también una metáfora perfecta de la avidez de poder. Para hacerlo, Burton divide al villano en tres: el Pingüino es rechazado por la Humanidad (el resentimiento puro); Gatúbela es rechazada por los hombres (y se libera), mientras que el verdadero malo (Max Schrek) es aparentemente humano, pero también a su modo un vampiro, es decir, la contracara de Batman, también humano y murciélago. La película es tan buena que el final de uno de los villanos hace llorar. Y es, también, un cuento de hadas, que es la raíz profunda de los superhéroes y de todo relato fantástico.

Guardianes de la Galaxia (Disney+) cuenta cómo un grupo de descastados (un tipo inmaduro, una guerrera que odia a su padre, un mapache, un árbol que habla -poco- y un forzudo con pena) salvan el Universo. Pero si prestan atención al prólogo, es también una declaración sobre cómo la fantasía, el "entretenimiento", el juego, la música, sirven de refugio para las penas, de reserva de felicidad. Es, también, un recuerdo de todo el cine de los 80, del cine visto desde la mirada de la infancia.

Logan (Star+) es la prueba de que los superhéroes no son otra cosa más que los cowboys de antaño en un territorio ya conquistado por la tecnología y amenazado por armas de destrucción masiva. El viejo Wolverine es un reflejo -y se ve en la película- de Shane, aquel cowboy de Alan Ladd, el solitario que salva al mundo a costa de sí mismo. Con mucha acción al aire libre, es también una reflexión sobre la vejez y la paternidad, y una película "del Oeste" por derecho propio.

El Hombre-Araña 2 (Netflix) es la mejor de la serie. El realizador Sam Raimi cuenta algo interesante: cómo se combina la vida real (ganar dinero, tener relaciones, transitar el dolor, etcétera) cuando se está al margen del mundo (en este caso por tener superpoderes, que en media película funcionan como una tara). El estilo recuerda los comics en más de un sentido, pero lo importante de la película es la profundidad emocional que surge a partir, muchas veces, del humor. También es un cuento sobre la solidaridad: la secuencia del tren es un canto de amor hacia una Nueva York recién golpeada por el 11-S.

Iron-Man 3 (Disney+) es probablemente la que menos secuencias "de súper" tiene. Dirigida por Shane Black, narra cómo el Tony Stark creado por Robert Downey Jr. lidia con no tener super trajes, con un trauma feroz por sus propios actos, y con un par de amenazas terroristas que esconden un negocio. Pero además, es una película sobre la inteligencia: no importa el poder "físico" sino lo que se hace con él, las decisiones morales que lo impulsan y la reflexión y el conocimiento como bases para cambiar el mundo. Además de ser la más divertida y sardónica aparición del personaje.

Shazam! (HBO Max) no debería pasar inadvertida. Es, de un modo bastante claro, una versión "superhéroe" de Quisiera ser grande, la obra maestra de Penny Marshall que lanzó la carrera de Tom Hanks. Es un chico de quince años que, por azar casi, puede convertirse en un tipo de treinta con superpoderes tremendos. Pero ese chico es huérfano y quiere, entre otras cosas, reencontrar a la madre de quien una vez se separó y no volvió a ver. Probablemente sea la mejor reflexión sobre el concepto de familia (con una secuencia de enorme tristeza, además) que se ha filmado en el gran espectáculo de las últimas tres décadas.

Pero la película de superhéroes definitiva es Los Increíbles (Disney+), pensada como "Los Simpson ganan superpoderes". No es raro: el creador es Brad Bird, padre conceptual de la serie de la familia amarilla. Qué es estar al margen de la sociedad, qué es tomar decisiones morales (ese es el gran "superpoder" de estos tipos) y qué es el amor en una pareja. Todo está ahí.

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