HBO MAX

Los plomeros de la Casa Blanca: Watergate y los trabajos sucios del poder

La miniserie revisita, en clave de sátira y con foco en dos de los personajes, el episodio que derrocó a Nixon. Con guionistas de "Veep"

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Es 1972. Un grupo de hombres de traje y sombrero parados frente al monumental edificio de oficinas de Watergate en Washington se dan ánimos para entrar. Suben y se acercan con sigilo, a escondidas, a una oficina. Uno de ellos, forcejea con la cerradura. La traba no cede, el "especialista" no trajo la herramienta adecuada. Con esta escena, que da cuenta de uno de los torpes intentos por entrar a las oficinas del Partido Demócrata en Estados Unidos, comienza "White House Plumbers" ("Los plomeros de la Casa Blanca"), nueva serie de HBO Max.

El caso Watergate -emblemático escándalo político a raíz de un robo de documentos en la sede de los Demócratas, y el posterior encubrimiento de los culpables, que terminó derrumbando a Nixon- fue contado varias veces en la pantalla. Desde la clásica "Todos los hombres del presidente", con Robert Redford y Dustin Hoffman y centrada en la labor de los periodistas Woodward y Bernstein, hasta la reciente miniserie Gaslit con Julia Roberts y Sean Penn. En este nuevo estreno el foco está puesto en dos de los personajes que llevaron adelante la operación y que accidentalmente terminaron derrumbando al presidente que buscaban proteger: G. Gordon Liddy y E. Howard Hunt.

 

En tono de sátira, y bastante desbordada, los actores de llevar adelante la ficción basada y a la vez corrida de los hechos reales son Woody Harrelson y Justin Theroux. Excéntricos, soberbios, no demasiado brillantes, violentos y sedientos por destacarse entre el malón de burócratas y asesores de la alta esfera política, estos especialistas, antiguos agentes separados de la CIA y el FBI respectivamente, tienen el encargo de proteger al gobierno de las filtraciones (de ahí el nombre alocado que deciden ponerle a su oficina). Buscan una revancha.

La tira fue creada por los escritores de la genial "Veep", Peter Huyck y Alex Gregory, y está dirigida por David Mandel, "alumno" de Seinfeld que llegó a dirigir también esa serie de una vicepresidenta interpretada por Julia Louis-Dreyfus.

Algo del espíritu de "Veep" se percibe (o se intuye) en "Los Plomeros de la Casa Blanca", aunque está lejos de sus méritos. Hasta podría estar, por momentos, más cerca de "Tonto y retonto". La trama intercala escenas de la vida familiar de los protagonistas (Lena Heady de "Game of Thrones" es la esposa de Howard), con las instancias de planificación y puesta en práctica de los operativos secretos y la amistad que va uniendo a la dupla masculina.

Las actuaciones -aún en su alto tono de intensidad y parodia- son destacables. Para quienes no estamos tan familiarizados con los originales, la pátina de imitación pasa más desapercibida. Claro que también los detalles del caso son más desconocidos y la propuesta puede parecer por momentos algo confusa.

La serie, que se esperaba desde hace un tiempo, en la acumulación resulta un tanto excesiva. Es interesante la mirada periférica que da la elección de estos protagonistas y el acento puesto en el absurdo y la incompetencia. Algunas burdas acciones ilegales de políticos caricaturescos más recientes se nos vienen a la mente cuando se vuele a revisar esta historia. Resuenan como la risa frustrante de un mal chiste. 

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