Películas mucho más que eróticas para descubrir en Qubit.TV
Hay filmes que se venden por la profusión de erotismo o sexo que pueden mostrar, pero que van mucho más allá de eso y ponen en cuestión elementos más complejos. Aquí hay cuatro de esos filmes, que además bordean la crítica social y la sátira, en Qubit.TV
Cada vez que aparece en plataformas, hay que recomendarla: en principio es "XXX", porque tiene escenas de sexo explícito insertadas a posteriori por el productor. Pero sin eso, es un delirio gigantesco sobre corrupción y poder, donde además tenemos la curiosidad de un actriz ganadora del Oscar (Helen Mirren, hermosa acá). Malcolm McDowell redobla la apuesta histriónica de La Naranja Mecánica y hay bastante fidelidad a lo desaforado del primer Imperio Romano. Con sus excesos, imperdible.
ShowgirlsPelícula aborrecida por la crítica -quizás porque les caía mal el guionista Joe Esterhasz, vaya uno a saber- es, como todas las películas de Paul Verhoeven, una gran sátira. En este caso, del mundo de las coristas de Las Vegas, que incluyen sexo, melodrama, violaciones y, sobre todo, acción física (el baile está tomado casi como escenas de batalla, y nuestra protagonista, que parece una rubia ingenua que busca triunfar, es tremenda, casi personaje de Russ Meyer. Hoy ha sido reivindicada por su fuerza expresiva, su velocidad y su veneno contra el show-bussiness.
Decir que éste es un "thriller erótico" (que lo es, claro, pero sólo en la superficie) es no tener en cuenta la mente moral de Brian De Palma, que aquí va mucho, muchísimo más allá del sexo. En cierto sentido, es una sátira sobre el psicoanálisis, una inquietante mirada sobre la perversión, una reflexión sobre el poder del cine, y una parodia -nada menos- de Psicosis en un mundo donde el romanticismo se acaba con un diagnóstico de gonorrea. Gran trabajo de Michael Caine (no es novedad) como el psicólogo y final de los que asustan mucho.
SusanaAntes que Teorema (de Pasolini, también en Qubit.TV) estuvo Susana, una jovencita bella fugada de un internado que cae en una tranquila hacienda mexicana. Donde va a seducir sin prisa ni pausa a cuanto varón se le pase por delante, incluidos hijo y padre dueños del lugar. En principio, uno podría decir que es un melodrama -y lo es- y un filme sobre el deseo y sus límites -y también. Pero el personaje se vuelve una invención completamente surrealista (porque Luis Buñuel jamás dejó de ser un surrealista cabal) y su historia permite ver hasta dónde llega el absurdo social. Obra maestra.
