¿Por qué no podemos ver Horizon, de Kevin Costner, en la Argentina?
Contra todo pronóstico, Kevin Costner filmó un enorme western en cuatro partes de tres horas (o está filmando, porque la cuarta se encuentra en producción) llamado Horizon, que nadie quiso estrenar fuera de los EE.UU. Max la había anunciado y todavía esperamos. Es excelente y les decimos por qué.
Amigos, nos vamos a dar un gusto hoy y hablaremos de la película que debería encontrarse ya en la grilla de Max y que está esperando pista, aunque fue anunciada para el nueve de agosto. Según la firma, hubo "demoras en el material", pero nadie sabe -o dice- qué pasa realmente o cuándo la veremos. Esperamos ansiosamente que llegue (al menos) a la plataforma, aunque debería de verse en cine, pantalla gigante. La película en cuestión es, lo habra supuesto, Horizon-Una saga americana, parte 1, dirigida y producida (en gran parte de su propio bolsillo) por el último cowboy, Kevin Costner. La nota que sigue tiene tres ejes. El primero, contarles de qué va. El segundo, explicar por qué tantas dilaciones y bronca escondida con don Kevin. Y el tercero, entusiasmarlos para que la vean o exijan hacerlo.
Primero: Horizon es la historia de un enclave en medio de la nada, del desierto americano, o de esa tierra en manos de tribus indias que fueron objeto de colonización por parte de muchos pioneros una vez terminada la Guerra de Secesión. Originalmente -y Costner es tan cabeza dura que no habría que dudarlo- es una película en cuatro partes, o una enorme saga. Cada parte dura alrededor de tres horas, dicho sea de paso. Puede el lector asustarse, pero no es menos que El Señor de los Anillos más El Hobbit o de las cuatro películas juntas de los Avengers. Por decir algo. La primera se estrenó en cines hace mes y medio e hizo un sapo monumental en los EE.UU., así que Warner decidió (¿había decidido?) no lanzarla en cines del resto del mundo y había puesto una fecha en su plataforma Max que aún no ha sido honrada.
Segundo: la bronca con Costner es de larga data y se rastrea hasta los tiempos en los que hizo Waterworld literalmente contra viento y marea. Película condenada desde mediados de su rodaje por la hueste de periodistas de Hollywood al servicio de las majors (pueden rastrear la cantidad gigantesca de artículos contra Costner llenos de chismes y maledicencias), que terminó con la amistad de años entre el actor/productor (que venía de triunfar con Danza con Lobos como director, actor y productor) con Kevin Reynolds, realizador (de, entre otras, la magnífica versión de El conde de Montecristo con Jim Caviezel). El caso es que, aunque todavía hay quien dice que Waterworld fue un fracaso, no: fue un éxito (moderado porque el costo fue alto) que aún rinde dinero. No se lo perdonaron jamás. De paso, Waterworld está en Prime Video).
Y ahora vamos a tratar de entusiasmarlos. Dejen de lado las críticas de afuera (aquí el colega Marcelo Stiletano hizo una gran defensa de Horizon, pueden googlear) donde se acusa a la película de "dejar muchos cabos sueltos" (se supone que es la primera de una saga novelesca de cuatro películas...), de "ser televisión" o de incorrección política. Todo comienza con la muerte de un agrimensor, su esposa y un niño a manos de indios en un paraje perdido. Todo sigue cuando en ese paraje, una avanzada de colonos es masacrada, otra vez, por indios. Luego hay varias líneas narrativas que van convergiendo (una mujer que defiende a su familia, algunos ganaderos inescrupulosos, el viejo cowboy que interpreta Costner y aparece a la hora clavada, la tensión entre los indios -los que quieren echar a los blancos a pura violencia, los que creen que eso es peor, y etcéteras varios) y que abren la puerta a una narración atrapante.
Primero, porque los personajes realmente parecen vivir en ese mundo salvaje donde la naturaleza se enfrenta a los intentos de la civlización. Y Costner hace protagonista -aprendió en ese sentido de John Ford- al paisaje, a los desiertos, las nieves, las praderas, los árboles, los ríos. Es un mundo en el que todo lo que parece bello esconde un peligro, y ese choque desata violencias. Costner además combina un estilo clásico con una sensibilidad moderna. Un ejemplo: en la masacre que se desata a pocos minutos de comenzar la película, hay una persecución a caballo filmada completamente de noche. No es como esas viejas escenas en las que se notaba algo filmado por la tarde con un filtro de color azul oscuro (la famosa "noche americana") sino un perfecto uso de la tecnología, de los avances en iluminación y fotografía, para que todo funcione.
En la primera entrega, Costner se dedica a pintar el paisaje, establecer el conflicto central del establecimiento de una civilización, y crear personajes que tienen destino de quedar en la memoria. Lo hace con rigor: cuando la violencia aparece, lejos de ser una estilización (ni la estilización del fuera de campo del cine clásico, ni la manipulación sanguinolenta de Deadpool, para que nos entendamos) es seca, feroz, sangrienta en grado justo. En ese sentido, la película es realista: la idea de que el espectador sienta la inestabilidad de ese mundo de un modo muy preciso. En las tres horas de Horizon 1, no hay grandes momentos épicos como los que adornan el cine de gran entretenimiento. Lo épico es el desafío y hasta el pequeño gesto cotidiano en ese universo salvaje.
¿Y es cine o es TV? Hoy se confunde el asunto por las extensiones que -plataformas mediante- se le da a las ficciones. Pero es cine: esos paisajes tienen destino de pantalla gigante, esos personajes requieren la atención exclusiva que provee la pantalla grande. Pero parece que no será así aquí. Así que cabe la pregunta: ¿cuándo veremos Horizon?