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Si te gustó El Eternauta, tenés que ver estas películas en Netflix

Dos películas de ciencia ficción para este fin de semana largo, si disfrutaste El Eternauta. Mirá cuáles son

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El Eternauta se convirtió en una de las series más vistas del mundo y miles de personas se obsesionaron con las historias de ciencia ficción. Por este motivo, si te quedaste con ganas de seguir explorando historias similares, hay dos grandes opciones para ver hoy en Netflix.

La adaptación argentina del clásico de Oesterheld, dirigida por Bruno Stagnaro y protagonizada por Ricardo Darín, fue un gran éxito, llegando a ser reconocida por los lectores de The Guardian como una de las mejores producciones del año.

 

 

Qué puedo ver si me gustó El Eternauta 1. Un lugar en silencio: Día uno

Un lugar en silencio: Día uno es la precuela de la exitosa saga creada por John Krasinski. En esta nueva entrega, la historia retrocede al momento exacto en que comienza la invasión alienígena que desencadena el colapso de la civilización, dando lugar al mundo postapocalíptico retratado en las películas protagonizadas por Krasinski y Emily Blunt.

La trama se construye a partir de la mirada de Sam, interpretada por la ganadora del Óscar Lupita Nyong’o. Al igual que Juan Salvo en El Eternauta, Sam enfrenta a monstruos amenazantes que buscan acabar con su vida y debe adaptarse rápidamente a una ciudad devastada, donde el peligro es constante.

Dirigida por Michael Sarnoski, la película resignifica el uso del silencio como recurso narrativo. Mientras que en las entregas numeradas el silencio funcionaba como un mecanismo para generar tensión, debido a que los monstruos son capaces de detectar el más mínimo sonido, en esta precuela adquiere una dimensión más simbólica. El silencio se convierte en una forma de comunicación profunda, de conexión ritual, donde el arte también aparece como medio de expresión emocional y conexión humana.

 

A Quiet Place: Day One (2024) 
A Quiet Place: Day One (2024) 

Esto se manifiesta en escenas como el teatro de marionetas tomado como refugio, en una de las primeras escenas. También el uso del iPad por parte de Sam, que le brinda breves momentos de calma en medio del caos, o el truco de magia que Eric realiza en un club de jazz destruido, un lugar donde el padre de Sam solía tocar, ahora resignificado como punto de encuentro entre el pasado y el presente.

Al igual que en El Eternauta, la película plantea una ética de la solidaridad. La idea de que el camino para la salvación no es individual, sino colectiva. Y dentro de ese marco, el arte en cualquiera de sus formas aparece como la herramienta más poderosa para sostener lo humano, incluso en los momentos más oscuros.

 

2. Nope

Nope de Jordan Peele vuelve a demostrar que el terror, además de provocarnos fuertes emociones, puede ser una herramienta poderosa para tocar temas profundos. Como, en este caso, resulta la obsesión contemporánea con la imagen, la fama y el espectáculo. Además de otorgar una interesante visión acerca de la historia, como la actualidad, del cine, y del arte en general. 

La película narra la historia de OJ y Emerald Haywood, hermanos que heredan un rancho de caballos utilizados en producciones audiovisuales. En medio del desierto estadounidense, ambos comienzan a notar fenómenos extraños en el cielo: objetos que desaparecen, sonidos inexplicables, y finalmente, una amenazante presencia que no responde a ninguna lógica conocida. En lugar de huir, los protagonistas deciden enfrentarlo, con el objetivo de retratarlo en cámara y así conseguir el reconocimiento que otrora supo tener su familia.

Al igual que en El Eternauta, donde la amenaza es invisible y se infiltra, de manera imperceptible, en lo cotidiano, Nope explora el miedo a lo que no puede verse ni comprenderse por completo. Sin embargo, Jordan Peele propone un enfoque distinto. Desplaza el foco del terror hacia una crítica al sistema de producción de imágenes y el consumo.

El verdadero monstruo no es solo la criatura que habita el cielo, sino también la necesidad posmoderna de convertirlo todo en contenido, incluso el horror y la tragedia. En ese proceso, lo artístico se banaliza.

 

Nope (2022) 
Nope (2022) 

Por este motivo, la colectividad que plantea Nope no es espontánea ni superficial: se construye a partir del conocimiento, el orgullo y la recuperación del pasado. La verdadera fuerza colectiva surge cuando se reconoce el valor de aquello que fue olvidado, banalizado o vaciado de sentido

No es casual que el monstruo se venza con objetos que remiten a otras épocas: un caballo, una cámara oscura que funciona con monedas y un cowboy inflable en medio de Jupiter's Claim, una atracción que remite a un viejo rancho del lejano oeste. Estos elementos recuperan su potencia simbólica, gracias a la resignificación de su uso. 

Si el enemigo es la mirada totalizante y banalizadora del espectáculo, la respuesta es resignificar lo que fue reducido a decorado. Resistir implica necesariamente volver a mirar con sentido.

Jordan Peele convierte el cielo, tradicional símbolo de esperanza o trascendencia, en un espacio cargado de amenaza. En esa inversión, Nope no solo plantea una crítica al espectáculo, sino también una reflexión profunda sobre cómo elegimos mirar, nuestra relación con el arte y con nuestra historia, y, sobre todo, qué estamos dispuestos a sacrificar para no perderlas.

 

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