Del ataque a la AMIA a la desaparición de Loan
Este jueves se cumplen 30 años del sangriento atentado contra la sede de la AMIA y son 35 días de la desaparición del pequeño Loan Danilo Peña.
¿Qué es lo que une ambos casos a tres décadas de distancia? La falta de justicia.
Ni a los familiares de las 85 víctimas fatales en el atentado en el edificio de Once en 1994 ni a los familiares del chico correntino la justicia le ha dado una respuesta sobre quiénes y de qué manera cometieron esa atrocidad. En ambos casos, el sistema judicial falló. Peor aún, sigue fallando.
No hay respuestas. No hay justicia. Y si ésta falta, se derrumba todo.
Muchas veces hemos escuchado a funcionarios, empresarios y economistas explicar que si no llegan inversiones del exterior es por la falta de “seguridad jurídica” en la Argentina.
Las empresas extranjeras reclaman tener la seguridad de que el sistema judicial funcione, que las reglas sean claras y que se respeten.
Los inversionistas necesitan de esa seguridad jurídica para decidir traer sus dólares o sus euros. Los argentinos necesitamos que se cumplan las reglas básicas de la justicia para poder vivir con tranquilidad en este país.
Es una necesidad que va desde las familias de las víctimas de la AMIA a unos humildes padres de un pueblito correntino.
Justicia, nada más y nada menos. Sin ella, no hay sociedad que funcione.
A tres décadas del sangriento atentado terrorista contra la sede de la mutual judía, muchos familiares de las víctimas dejaron este mundo sin recibir justicia.
Ya se llevaron adelante dos juicios orales y una investigación por las irregularidades en la investigación judicial. Pero se sigue esperando justicia.
Pasaron ya 35 días de la desaparición de Loan y nada se sabe. ¿Está vivo? ¿Está muerto? ¿Fue víctima de una banda de trata de personas? ¿Se trató de un accidente que quisieron ocultar? Nada es seguro, porque se investigó mal desde un comienzo.
En el acto que se realizará a tres décadas del atentado contra la AMIA se volverán a escuchar las palabras escritas en la Torá: “Justicia, justicia perseguirás”.
Es lo que reclama todo un país.