Nos enseñaron en la primaria que menos (-) x menos (-) es igual a más.

La desregulación de las profesiones es igual a reestatizar el control del ejercicio profesional.

Los expertos internacionales en regulación económica señalan que en la caja de  herramientas del arte regulatorio aparece según las eras económicas  la opción de no regular y dejar librado a la dinámica del mercado las condiciones de las relaciones contractuales.

En nuestro esquema federal, las iniciativas que de los gobiernos nacionales solo se circunscriben al ámbito de los establecimientos de utilidad nacional y los órganos y organismos dependientes del presupuesto nacional. La sabiduría de los constituyentes puso en cabeza de las legislaturas provinciales el ordenamiento del ejercicio profesional.

Y así, algunas provincias en "momento constitucional" como Santa Fe, Formosa, Catamarca o La Rioja pueden copiar las fructíferas pautas constitucionales que la constituyente bonaerense incluyó en 1994 consagrando los Colegios y las Cajas Profesionales protegiéndolos de eventuales y pasajeras mayorías (o leoninas minorías) legislativas.

En los hechos, no es constitucional centralizar en la órbita nacional el control de las profesiones, salvó en el reducido ámbito señalado en el párrafo anterior. Desregular lo que había salido de la policía estatal es estatizar, y tarde o temprano se descubre una búsqueda para reinstalar un debate agotado.

La habilitación profesional es potestad de las Universidades Nacionales y Privadas reconocidas. La continuidad y modalidad del ejercicio profesional está en buenas manos. Los Colegios profesionales tienen la experticia necesaria para asegurar la calidad y eficiencia de las prestaciones de los servicios de sus matriculados. Y no reciben ningún aporte estatal. El colmo de la desregulación es que no se saque ni un regular en la calificación de sus iniciativas.