RESERVAS

Dólar soja: qué pasará tras el fin de la tercera edición

Melina Eider

La Cámara de la Industria Aceitera Argentina (CIARA) confirmó el lunes que, debido a los feriados, el Gobierno extendió el plazo de liquidación de soja bajo el Programa de Incremento Exportador (PIE) hasta el 02 de junio. En tanto, la finalización del programa para las economías regionales, de las cuales se registraron operaciones de cebada, girasol y sorgo, se mantiene hasta el 31 de agosto. A cuatro días de que caduque la tercera edición del dólar soja, sus resultados están dejando gusto a poco. Una vez que la oleaginosa sea excluida del PIE esperamos que la liquidación por esta vía disminuya, por lo que el éxito del programa quedará expuesto el viernes.

Profundizando en los números que el dólar soja nos dejó hasta ahora (29/04), la liquidación bajo el programa alcanzó USD3.586 millones, de los cuales USD1.819 millones fueron liquidados en las últimas quince ruedas; es decir, más de la mitad de lo vendido. Resulta muy llamativa esta aceleración cerca del final del programa, ya que es conveniente liquidar cuanto antes debido al planteamiento del esquema.

El hecho de que el tipo de cambio diferencial fuese fijado en $300 y no se haya actualizado hizo que se registrara cierta renuencia de los productores para deshacerse de la oleaginosa a lo largo del programa. Entonces, ¿qué llevó a que la liquidación más que se duplicara durante este período? Por un lado, esta mejora se explicaría por el pico estacional de liquidación de la cosecha gruesa, la cual estaba retrasada dado que la severa sequía retardó la siembra de soja y maíz.

Por otra parte, también habría colaborado la caída de los precios internacionales de los commodities agrícolas y su perspectiva a la baja ante la expectativa de recesión en Estados Unidos. A pesar de la reciente aceleración en la liquidación, este guarismo quedó muy lejos de los USD5.000 millones proyectados al inicio del esquema. Específicamente, alcanzar esta cifra implicaría que se liquiden, en promedio, USD354 millones en las cuatro ruedas que restan.

Este monto solo fue superado una vez a lo largo de todo el programa, cuando apenas salía a la cancha (USD575 millones el 13 de abril), por lo que es poco probable que se alcance el umbral previsto. Comparando con las anteriores, la liquidación se asemeja a los USD3.292 millones que se vendieron durante la segunda edición del programa, pero no se acercó a los USD7.765 millones de la primera. Si bien los USD3.586 millones exceden lo liquidado bajo el PIE 2, estos montos no son totalmente comparables.

Aunque la liquidación generada bajo el actual dólar soja estuviese en línea con la segunda edición, la performance del BCRA estuvo lejos de parecerse. Las compras netas de la autoridad monetaria ascendieron a USD872 millones, lo cual contrasta notoriamente con los USD5.019 millones y los USD2.427 millones adquiridos durante las dos ediciones previas. El poco éxito del PIE 3 queda en evidencia con una retención de 23,1% sobre lo liquidado frente al 64,6% registrado en el PIE 1 y el 73,7% del PIE 2. Este ratio se explicaría por las ventas al tipo de cambio oficial en una magnitud similar a las del primer esquema (para evitar profundizar las presiones recesivas), aun cuando la liquidación representó menos de la mitad que en ese momento. Precisamente, el BCRA irrigó USD2.713 millones al MULC, un número comparable con los USD2.745 millones del primer dólar soja.

Lo positivo es que, dado la performance del BCRA, la expansión monetaria fue, por lejos, la menor de los tres programas, con una emisión neta de 0,3% del PBI frente al 1,3% del primero y el 0,6% del segundo. Sin embargo, el "lado B" de esta estrategia fue que la autoridad monetaria pagó un tipo de cambio implícito de $534 para acrecentar sus arcas, lo que se ubica un 137% por encima del dólar oficial respecto de las brechas de 60% y 40% registradas en las ediciones anteriores.

La pregunta del millón es qué pasará a partir de este viernes cuando el dólar soja llegue a su fin. La dinámica de reservas seguirá siendo un driver a monitorear. En ese sentido, el dólar soja no evitó que las reservas netas vuelvan a terreno negativo, así como tampoco que marquen mínimos desde diciembre de 2015. Más bien sirvió para contener el drenaje en un año en el cual la oferta del MULC se redujo, como mínimo, unos USD22.400 millones debido a la sequía. Sin esta herramienta, y con un proceso electoral por delante que agregará mucha incertidumbre y volatilidad, solo cabe esperar que el BCRA sea vendedor neto a este tipo de cambio oficial.

En principio, un potencial nuevo programa se perfila más exitoso que el que está a punto de caducar. ¿Cuáles son las razones para sostener esto? A diferencia de lo que ocurrió al inicio del PIE 3, ahora sí hay cosecha de soja para liquidar. Con un poco más de 7,7 millones de toneladas de la oleaginosa liquidadas bajo el programa, prácticamente se vendió solo lo acopiado de la cosecha anterior, que se estimaba en un rango de entre 6 y 7 millones de toneladas. Así las cosas, los productores tendrían alrededor de 16,4 millones de toneladas de la actual cosecha en sus manos, o el equivalente a USD8.000 millones a los precios actuales.

A su vez, la dinámica de los precios internacionales juega a favor para adelantar las ventas. Ante la creciente expectativa de una recesión estadounidense, la caída del precio de los commodities podría extenderse. Asimismo, el tipo de cambio diferencial ofrecido podría ser mucho más atractivo, ya que el costo marginal de emitir posiblemente disminuya ante la proximidad de las elecciones. Como un motivo adicional para tomar la decisión, la implementación de un nuevo PIE podría destrabar el adelantamiento de los desembolsos del FMI ante la imposibilidad de devaluar y la incapacidad de realizar un ajuste fiscal de magnitudes en pleno año electoral.

 

*Economisa de PPI 

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