El banco de odio de Milei ya no seduce a tantos ahorristas

La ira como forma de hacer política lesiona a la Libertad Avanza. El temor de la “doble D” (devaluación + default) que agita la oposición

ehadida

El filósofo alemán Peter Sloterdijk afirma en su ensayo "Ira y tiempo" que en las sociedades políticas modernas la bronca funge como el dinero. "Depositados en el lugar correcto -un "banco de odio"- genera buenos rendimientos" explica el catedrático, quien sostiene que durante gran parte del siglo XX los "bancos de la ira" eran "los partidos de izquierda", que recogían la ira de la sociedad para transformarlos en "autoestima".

Para explicarlo mas simple y australmente: para Sloterdijk, si simbólicamente un argentino promedio llevaba su bronca al "banco de odio", la entidad le devolvía con intereses su cólera (un plazo fijo a 180 o 360 días ofrecía una buena tasa de interés de "que se vayan todos" en 2001, depósito que se renovó con el "vengo a proponerles un sueño" o "la patria es el otro" de Nestor Kirchner y CFK en 2003-2015, pasando por el "Cambio" de Mauricio Macri en 2019 o el "Primero la gente" de Alberto Fernandez en 2022).


Si lo que afirma el filósofo teutón es verdad, entonces el gobierno de Javier Milei es hoy por hoy el mejor administrador de cartera del odio de gran parte de la sociedad, que lo votó para que su autoestima suba a medida que el banco de cólera liquida sus intereses. Eso afirman los encuestadores, ya que de acuerdo a los focus group, el presidente Milei conservaba más de un 45% de imagen positiva,  pese a la pérdida de aproximadamente 300.000 empleos formales en 8 meses, la baja del 12% en la venta de los supermercados en 6 meses y del 21% de las ventas minoristas, la quiebra de 10.000 pymes o el retroceso del salario mínimo real de 32% desde diciembre de 2023.  

La catástrofe económica de una inflación que supera el 87% en lo que va del año y una caída del PBI del 5%, por ahora no ha modificado los balances del “banco del odio”, sostienen exegetas de los sondeos.

Dicen quienes acuerdan con que el “odio es dinero”, que cada vez que el sainete (o grotesco criollo) de lo ocurrido en la quinta de Olivos entre el ex presidente Alberto Fernández y su ex Fabiola Yañez  reaparece en la agenda de los medios, las acciones del “banco del odio” vuelven a subir. E incluso muchos afirman que la reaparición del ex presidente Macri en la escena política mejore los balances de la ficticia entidad de crédito, ya que a nadie escapa que los dos ex presidentes desatan la cólera de millones de argentinos que alguna vez los votaron. 

Es probable que todo esto sea verdad. Pero tampoco es falso que el banco podría estar quedando sin depósitos y que muchos ahorristas están dudando de vaciar sus cuentas a la vista. 

Las dudas sobre la sanidad de la “entidad de la ira” se centran sobre todo en el creciente riesgo de que la Argentina no pueda afrontar los vencimientos de deuda pública que comienzan a acrecentarse sustancialmente a partir de 2025.  Los más incrédulos afirman incluso que tampoco el sector financiero está tan seguro que la bronca siga funcionado y por eso es que pese a los dos éxitos políticos que tuvo el Gobierno por la sanción de la  ley Bases y el Pacto de Mayo firmado por dieciocho gobernadores, en la segunda semana de julio el Contado Con Liquidación (CCL) y al “dólar MEP” salto a  los $ 1.420.  

Y los más memoriosos afirman que no siempre la caída sostenida de los precios -acaso el éxito más importante del equipo económico del oficialismo en los últimos ocho meses- es buena, y recuerdan que entre 1998 y 2001, el período que precedió a la implosión de la Convertibilidad, se atravesaron cuatro años de recesión con deflación en los primeros tres años. 


Pero el escenario menos optimista lo auguran el equipo de economistas del peronismo bonaerense que encabeza Roberto Feletti, quien advierte que las inconsistencias del plan de estabilización de corto plazo del ministro Luis “Toto” Caputo acercan peligrosamente al gobierno de La Libertad Avanza (LLA) a la “doble D”: devaluación más default.


Se podra decir, acaso con razón, que los pronósticos de la oposición no son objetivos y que gran parte del negro futuro que vaticinan se debe a que se han quedado sin crédito en el “banco del odio”, aunque sería bueno para el sistema democrático para el gobierno reconocer que la táctica de la furia, en la política, tiene sus limitaciones, pues como decía Maquiavelo: "Los alacranes se matan con su propio veneno, nunca desees la venganza, ni uses el mal para aquellos que te hirieron, espera pacientemente hasta ver cómo ellos con sus propias acciones se destruyen."  
 

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