La visita bilateral del presidente Alberto Fernández a México se había organizado meticulosamente. Ningún detalle estuvo librado al azar. El objetivo troncal: seducir inversores que ya están en el país para que engorden sus inversiones (o no se vayan) y atraer nuevos grupos privados interesados en la Argentina que tendrá un gancho al hígado letal en su crecimiento económico por la pandemia: un diagnóstico en el que coinciden tanto el G20 como el foro de Davos. Y también, una alianza sanitaria latinoamericana norte/sur. Pero minutos antes de que el primer mandatario pisara territorio azteca, ya había aterrizado, como en casi todo el mundo, el escándalo por el “vacunatorio VIP”.

El Presidente viene haciendo gestos políticos para reinsertar al país en el mundo  bajo su concepción geopolítica y logar clemencia por los próximos vencimientos y las renegociaciones con el FMI, aún pendientes. Hasta ahora, la pandemia y la cuarentena más estricta habían logrado encorsetar fronteras adentro los ruidos que existen en la coalición de Gobierno pero esta vez el escándalo por las vacunas que ni siquiera abundan en el país exportó lo peor de esos desacuerdos.

Desentendimientos que atraviesan al Gobierno desde lo ideológico y que se traducen y traslucen en las letras chicas de proyectos de ley, resoluciones, decretos, reglamentaciones que vienen alertando en el sector privado local. Con todo, hasta el escándalo de la vacunación habían quedado en el pago chico: no lograron empañar por ejemplo uo d elos más importantes logros de esta gestión: haber evitado el default cerrando un exitoso acuerdo con los bonistas y haber comenzado formalmente las conversaciones con el Fondo Monetario Internacional.

Todo eso le otorgaba al país un matiz más mucho más “amable” frente a la mirada internacional que el que cubre hoy a la Argentina tras el escándalo que terminó con la gestión de Gines González García al frente de Salud. Escándalo, en el fondo por las vacunas que no abundan pero sí parecieran estar disponibles para los amigos del poder. Vacunas que, además, se necesitan para inmunizar a la población de un país que necesita poner en marcha su engranaje económico para recuperar el PBI que se depslomó y los empleos que aún no vieron lo peor. Un escándalo que, además, un sector del Gobierno pretende encorsetar en el ámbito judicial para que la punta del hilo no llegue al corazón del ovillo.

Fernández no pudo recorrer los laboratorios vacunatorios con su par mexicano (y amigo) Andrés López Obrador. Quién iba a querer exponer al mandatario mexicano a esa foto internacional. Según informó Casa Rosada, el Presidente recorrió  las instalaciones de Laboratorios Liomont, que tiene a su cargo completar el proceso de fabricación y envasado de la vacuna contra el Covid-19 que desarrollaron la Universidad de Oxford y la empresa sueco-británica AstraZeneca, cuya sustancia activa destinada a la región se produce en mAbxience biotech Argentina. Pero en ese recorrido de varias salas de la planta farmacéutica por ningún motivo hubiera podido acompañarlo López Obrador como sí estaba originalmente al menos en vista, no en este contexto.

El presidente visitó el laboratorio Liomont donde se envasa la vacuna AstraZeneca

Sin dudas, de la visita a México con motivo de la conmemoración de sus 200 años de independencia, entre los principales encuentros figuró el que mantuvo con empresarios y ejecutivos argentinos en compañías mexicanas. Pero, de nuevo, los logros concretos de la visita se empañaron. Con el empresario Carlos Slim, sí hubo foto en el Hotel Intercontinental de la ciudad de México, luego de un breve encuentro.

El fundador y propietario del Grupo Carso y también timonel del Consejo de Administración de Impulsora del Desarrollo y el Empleo en América Latina; de la Fundación Telmex había tenido un rol clave en la visita anterior del por entonces presidente electo, quien a poco de transcurrir la pandemia decretó el cambio en telecomunicaciones, televisión por cable e internet .

Con este antecedente, el ministro de Economía Martín Guzman también tendrá nubarrones el frente cercano gracias al vacunatorio VIP. El titular del Palacio de Hacienda viajará en abril a Washington para sentarse cara a cara con el FMI, a Alemania a buscar clemencia por los vencimientos de 2.500 millones de dólares que se vencen en mayo ante el Club de París y, luego a Japón.

La primera reunión de la gira fue con empresarios 

En tanto, también en abril el G7 se reúne para debatir si aprueban que el FMI amplíe la ayuda internacional debido al contexto de pandemia. Guzmán se juega que si eso ocurre, la  Argentina se beneficie recibiendo entre 3.000 y 5.000 millones de dólares lo que le daría oxígeno para cumplir con los compromisos y llegar “cómodo” a las elecciones; es decir sin sobresaltos con el FMI al que deberá presentarle un ajuste más o menos heterodoxo pero ajuste al fin.

Es decir, una misión compleja de por sí para una economía que cayó el 2020 en torno al 10,5% y que podría, según la visión gubernamental, recuperar a penas 5,5% este año. En sólo una semana, también para Guzmán, el escándalo del vacunatorio VIP complicará como mínimo los humores y predisposición de sus futuros interlocutores internacionales.