Macri dinamitó lo que quedaba de Juntos por el Cambio

Gabriel Buttazzoni

 

Hizo bien Patricia Bullrich en aclarar que ella y Luis Petri no hablaban en nombre de Juntos por el Cambio. Hizo mal en señalar que lo hacían en nombre de los 6,2 millones de personas que los votaron. En especial porque, a juzgar por su cara, ni siquiera a ella se estaba representando. El ventrílocuo había estado a su lado el domingo a la noche, cuando empezó a dar a entender lo que ayer finalmente, y a duras penas, logró verbalizar.

Fue Mauricio Macri el que terminó de dinamitar la coalición que construyera una década atrás para sostener su candidatura presidencial. Aunque resulta obvio, no importa dilucidar si ya jugaba para Milei antes de las elecciones, tal como lo acusara Elisa Carrió. Macri nunca tuvo un proyecto político, el PRO nunca fue un partido político, sólo usó las formas para participar del juego democrático.  Pero en esencia, la agrupación siempre se gestionó bajo la lógica de Socma, con gerentes que responden a los mandatos del dueño. El partido amarillo podía nombrar un CEO nuevo, pero el patrón siempre sería el mismo.

Fue la ilusión de Horacio Rodríguez Larreta de disputar el mando lo que empezó a romper todo. Los empleados pueden hacer mil intentos por hacer ver al dueño que está en un error, pero nunca pueden cuestionar su autoridad.

Macri nunca tuvo un proyecto político, solo tuvo, siempre, un proyecto de poder. Y esa pulsión está más viva hoy que ayer. No importa si para alcanzarlo deba asociarse con un outsider que asoma a los gritos, motosierra en mano. Es una cuestión de lógicas. La institucionalidad es simplemente un mecanismo hacia el poder. Por eso sufren los gobernadores, en funciones y electos, propios o asociados, cuando lo ven ir a todo o nada. Porque ellos deberán gobernar sus distritos, gobierne Milei o gobierne Sergio Massa.

La lógica de Macri juega a la perfección con la del peronismo. Siempre subir la apuesta hasta dividir el país en dos. Si no se tiene el poder, nada importa. Con perspectiva histórica Juntos por el Cambio duró mucho más de lo esperable.

El PRO sobrevivirá, bajo una nueva estructura, solo si la martingala de Milei da resultado. En el camino quedará la mayor parte de la pata peronista de la agrupación, que se verá en la disyuntiva de seguir formando parte de los restos de Juntos por el Cambio.

El radicalismo volverá a tener la oportunidad de encabezar ese polo. Solo a quienes no rebozan de ambición de poder les puede seducir asumirse como contrapeso del sistema. A lo sumo, podrá volver a amalgamar bajo su ala a las distintas familias dispersadas tras el fracaso de la Alianza.

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