Tres mujeres heredan un imperio deportivo valuado en USD 5.900 millones
Carlie, Casey y Kalen Irsay asumieron el mando de los Indianapolis Colts, de la NFL, tras la muerte de su padre Jim. La franquicia pertenece figura entre las más valiosas del deporte mundial
El 4 de junio, apenas un mes después de la muerte de Jim Irsay, sus tres hijas se sentaron frente a la prensa para hablar del futuro de los Indianapolis Colts. Carlie Irsay-Gordon, de 44 años, fue la encargada de abrir la conferencia. Junto a sus hermanas Casey, de 42, y Kalen, de 38, confirmó lo que ya era evidente: la conducción del club quedaba en manos de ellas, la tercera generación de una familia que lleva más de medio siglo ligada a la franquicia: un imperio deportivo valuado en USD 5.900 millones, uno de los equipos más caros de la NFL, la liga profesional de fútbol americano que mueve audiencias y dinero a niveles globales.
El abuelo de las herederas, Robert Irsay, compró la franquicia en 1972. A su muerte, en 1997, el mando quedó en manos de Jim, que con apenas 37 años inició una era de crecimiento vertiginoso. El valor del club pasó de USD 227 millones a 5.900 millones, cifra que hoy ubica a sus hijas entre las mujeres más ricas del deporte.
Los Colts, además, escribieron capítulos clave en la NFL: la mudanza de Baltimore a Indianápolis en 1984, la contratación del mariscal Peyton Manning en 1998 y la consagración en el Super Bowl de 2007.
Las sombras de un dirigente excéntricoJim Irsay fue celebrado como dirigente pero también estuvo marcado por tragedias familiares y adicciones. Reconoció haber pasado quince veces por rehabilitación y en 2014 fue detenido por conducir bajo el efecto de medicamentos. Pese a sus recaídas, fundó la ONG Kicking The Stigma para visibilizar la salud mental. Murió en mayo, a los 65 años.
Carlie, hoy directora ejecutiva, trabajó como pasante, estudió psicología clínica y llegó a reemplazar a su padre durante una suspensión en 2014. Casey, con experiencia en la propia NFL, volvió a los Colts enfocada en marketing y comunidad. Kalen, la menor, se sumó en 2010 y actualmente encabeza la estrategia de marca y la fundación familiar.
“Nosotras no venimos de un fondo de inversión ni de otro negocio. Este es nuestro negocio y lo tomamos muy en serio”, aseguró Carlie. Casey recordó un detalle simbólico: todos en la familia llevan tatuada la herradura, emblema de la franquicia.
El futuro bajo tres manosLas hermanas deberán afrontar dos frentes: mejorar los resultados deportivos tras cuatro temporadas sin playoffs y expandir la marca a nivel global. Los Colts tienen derechos de marketing en Alemania, Austria y Suiza y en noviembre serán anfitriones del primer partido oficial de la NFL en Berlín.
En Indiana, en paralelo, destinaron un millón de dólares para fomentar el fútbol americano femenino en escuelas. “Estamos preparadas para esta parte, con el equipo. Pero las demás cosas todavía tenemos que resolverlas”, admitió Carlie.
Así, el legado de Jim Irsay, con sus triunfos y contradicciones, quedó en manos de tres mujeres que decidieron mantener en familia un negocio que ya es sinónimo de su apellido.