"Desdolarizar" o no la tarifa del gas

El sistema benefició la rentabilidad en empresas pero generó una fuerte caída del consumo

Enrique Octavio Mujica

Lo que se pensó en enero de 2016 como una nueva era de negocios en expansión, terminó siendo un presente y un futuro con sabor a incertidumbre. Esto viene a cuenta de lo que le sucede a las distribuidoras y subdistribuidoras de gas por red en la actualidad: están en un negocio que mejoró la rentabilidad, pero que la macroeconomía (devaluación e inflación) y una política tarifaria les espantó a los potenciales usuarios e hizo bajar el consumo.

En este sentido lo que más causa preocupación es la caída del consumo tanto en el sector industrial como en el domiciliario, producto de la crisis económica y la recesión. A esto se le agrega que los valores tarifarios presentes, guiados por la lógica de la dolarización, se encarecieron al ritmo de la devaluación. Y en este sentido crece con fuerza el debate de tener o no las tarifas dolarizadas, tema que se instaló con mayor fuerza tras el salto del dólar en los tres días posteriores a las elecciones.

Entonces esta política tarifaria que impuso la actual gestión demostró, hasta el momento, que los resultados no fueron los más satisfactorios para la mayoría de los que están de un lado y del otro del mostrador. Veamos.

Tarifas y consumo
La llegada del actual gobierno al poder estableció la dolarización de las tarifas y el precio en boca de pozo. De esta forma se le dio un sendero de aumentos y quita de subsidios, lo que provocó un aumento de hasta el 2.000% en la boleta. Esta decisión llevó tranquilidad al sector empresario, especialmente a los productores de gas, pero generó encono entre los usuarios (desde los residenciales hasta los industriales). Hoy las nueve distribuidoras entregan y facturan el mismo gas que hace tres años atrás, aunque tengan 320 mil nuevos usuarios conectados a la red. Mientras que hay miles de potenciales usuarios que no quieren sumarse al servicio.

Lo que más incidió en la suba de la tarifa fue la falta de control de las principales variables de la macroeconomía por parte del Gobierno. Por ejemplo la fuerte devaluación del peso frente al dólar, que pasó de $10 pesos por cada dólar en diciembre de 2015 a otro de $45 antes de las elecciones. Este rebote de la paridad cambiaria impactó fuertemente en el valor de la tarifa, alteró los planes de inversión y las estimaciones de venta en el mercado interno. Si ya era difícil manejar esta variable en momentos pre eleccionarios, el tema se agravó con el dólar a $60 en el lunes pos elecciones.

Entonces en el mismo periodo que la tarifa aumentó, de mínima, un 50% en dólares, el salario promedio en el país descendió un 50% en dólares. Siempre hablando en momentos pre eleccionarios. Esta simple ecuación explica la caída de los consumos y el alejamiento de nuevos usuarios al servicio del gas por red, que en los últimos cuatro años registró un 25% menos de usuarios conectados a las redes de gas. En los últimos tres años se sumaron al servicio alrededor de 108 mil usuarios promedio por año, mientras que el 2014 y el 2015 los conectados al sistema en promedio fueron de 152.400, por cada año.

A la caída de los nuevos usuarios, se le suma aquellos que ordenaron retirar el servicio de su domicilio. El caso más notorio fueron los 86.000 usuarios que renunciaron al servicio, solo en Capital Federal, y que estaban atendidos por Metrogas. O la caída de los objetivos de Camuzzi Gas del Sur de arrebatarle 700 mil usuarios al gas envasado en los domicilios que tenían el caño en la puerta de la vivienda, pero no tenían gas. Tres años después, tienen gas en la red pero no todos se conectaron.

Salidas y avizorar nuevos caminos
"Esta crisis energética que se inició tras salir de la convertibilidad (à) no puede ser encausada a puro tarifazo. Debe ser una discusión mucho más amplia donde entra el tema de las inversiones, la calidad del servicio y también la discusión esencial de decidir si las tarifas de servicios públicos deben o no estar dolarizadas", remarcó el ingeniero

Andrés Di Pelino, director de la carrera de Economía de la Universidad de Belgrano, en un reportaje en el portal lapoliticaonline.com. A su vez, el integrante del Instituto del Gas y del Petróleo de la UBA, agregó: "En los 90 pudieron estar dolarizadas (las tarifas) precisamente por la existencia de la convertibilidad que hacía que los hogares tuvieran ingresos en pesos/dólares. En la Argentina actual donde, por ejemplo, la devaluación del peso en el último año respecto al dólar fue de más del 130%, y pretender sostener tarifas en dólares cuando los ingresos de la población son en pesos luce inconsistente y no se puede sostener en el tiempo. El riesgo está en que si se insiste en este camino, finalmente se produzca una gran morosidad y la gente no pueda afrontar el gasto de su servicio público. Hay que barajar y dar de nuevo".

Entonces, lo que se vio hasta ahora fue querer regularizar precios a través de una serie de iniciativas y políticas que provocaron más rechazos que adhesiones.

En esto contexto lo que se debe pensar, entonces, en cómo se sale del laberinto actual, como dice Di Pelino. Los dilemas son varios: las empresas (distribuidoras de gas por red) tienen rentabilidad pero ya saben que con estas tarifas no crecerán en cantidad de producto vendido ni en nuevos usuarios. Y las inversiones no serán las esperadas.

Se regularizaron precios a través de iniciativas que provocaron más rechazos que adhesiones

Por el lado de los usuarios consumirán menos (hay operadores regionales que el volumen vendido cayó en un 16% respecto al mismo mes del año pasado). Y en los caso más extremos, hay usuarios que ya ingresaron a la "pobreza energética" (no pueden destinar todo el dinero que requieren para calefaccionar una vivienda y recurren "espasmódicamente" a otras fuentes energéticas).

En el mientras tanto, es seguro que esta situación no podrá ser atendida por la actual gestión. Si es urgente consensuar y encarar una solución que contenga el interés de los privados (inversiones y rentabilidades) con las necesidades y derechos de los usuarios. Un Estado que se incline para un solo lado o quede a mitad de camino, no es lo esperable.

*Editor de la revista Expansión y del portal www.americaglp.com

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