Las decisiones oficiales que llevaron a la falta de dólares

La regulación del mercado empeoró el balance de entrada y salida de divisas

mcortiz

Los anuncios del ministro de Hacienda, Hernán Lacunza, terminaron de demostrar que los dólares no alcanzan y que eso implica que los programas financieros del 2019 y de los próximos años no están del todo cerrados. Si bien desde abril del 2018 los vaivenes e incertidumbres de la política local y exterior funcionan día a día como disparadores de nuevos rounds de corrida cambiaria, algunas decisiones oficiales ayudan a explicar el drenaje de divisas que llevó a que los números no cierren: US$130.000 millones se fueron por cuentas externas influenciadas por decisiones del Gobierno.

La restricción externa, llamada Restricción eterna por los economistas Martín Schorr, Alejandro Gaggero y Andrés Wainer en un libro publicado en 2016 bajo ese nombre, es un problema crónico de la economía local. La demanda de divisas supera a la oferta en épocas de bonanza porque las importaciones terminan superando a las exportaciones. El problema se agrava en Argentina por la constante presión que agregan la fuga de capitales.

De hecho, la fuga batió récords históricos durante los últimos tres años. Para el 2019, las proyecciones base de la consultora LCG prevén que llegue a US$22.000 millones, aunque desde la consultora avisan que, si la corrida continúa, deberán corregir al alza. El MULC nació en el 2002 con el fin de la convertibilidad y hasta noviembre del 2015 había totalizado una fuga de capitales de US$107.534 millones. Sólo en los últimos tres años y medio se alcanzó una de dos tercios de ese total, ya que la acumulada durante el período de Cambiemos en el Gobierno, fue de US$75.000 millones. En ese sentido, desde noviembre del 2015 nunca se hilaron cuatro meses seguidos en los que la fuga estuviera por debajo de US$1.000 millones.

La salida del cepo, decisión celebrada hasta el día de hoy, tuvo sus costos en materia de fuga de divisas. El fin de la obligación para los exportadores de liquidar sus ventas impidió algunos ingresos. La desregulación del ingreso de inversiones especulativas del exterior (es decir, la eliminación de la obligación de permanecer en el país durante un período de tiempo para ahuyentar a los golondrinas) impactó en la otra cara de la fuga, que es la de los extranjeros que vienen a invertir en la bicicleta financiera. Y el endeudamiento externo, con la carga de intereses, se convirtió en uno de los principales focos de salida de divisas. Todo eso tuvo consecuencias en el balance del mercado cambiario.

Por esas causas, entre la fuga de residentes, el drenaje generado por inversores especulativos extranjeros, la remisión de utilidades y el pago de intereses, se perdieron US$118.429 millones. Un poco más que el equivalente a dos acuerdos stand by con el FMI. A ese número se le pueden agregar US$14.800 millones de exportaciones no liquidadas, según la estimación de un informe publicado por la Undav a partir de cruzar los números de exportaciones del Indec con los del MULC del BCRA.

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