Las transferencias discrecionales a las provincias y los subsidios energéticos cayeron con fuerza en marzo: 82% y 74,2% real interanual, respectivamente. Los primeros datos del ajuste del gasto de marzo mostraron una continuidad e incluso una aceleración, en línea con la necesidad de aumentar el recorte dada la contracción fuerte que mostraron los ingresos tributarios durante el mes, con una baja en torno al 16% real. El Gobierno viene sobrecumpliendo la meta fiscal con el FMI, lo que además viene explicando el veranito financiero, que muestra la aprobación del mercado a las políticas actuales, con caída de los dólares financieros, suba de la bolsa y baja del riesgo país.

La recaudación tributaria mostró un cierto empeoramiento durante marzo, con una baja de 16% real, superior a la de 9,4% que se había observado en febrero. Es cierto que en el primer bimestre el superávit fue muy holgado, lo que implica que hay margen amplio para que siga habiéndolo, más allá de que los ingresos se reduzcan aun más. También hay margen si se observa la meta fiscal de marzo, que exige un superávit de $0,9 billones, y si se tiene en cuenta que solo en el primer bimestre la Secretaría de Hacienda logró uno de $3,2 billones.

Aun así, el Gobierno parece hacerse eco de la idea de que menor cantidad de ingresos, motorizada sobre todo por la quita de Ganancias a la cuarta categoría y por la recesión y su impacto sobre el impuesto al cheque y el IVA, exige menor cantidad de gastos. En marzo se observó, a la par, una aceleración fuerte en el recorte de los subsidios energéticos: el 74,2% fue la mayor caída interanual de los últimos 12 meses, tal como informó el Grupo Geres: “En marzo 2024, los subsidios energéticos alcanzaron los $240.385 millones, monto equivalente a USD283 millones, implicando una caída de 74,2% interanual en términos reales”.

La otra cuenta con grandes recortes continuó siendo la de las transferencias a las provincias, uno de los ejes del conflicto político que tiene su mayor expresión en el Congreso, con el por ahora rechazo sistemático a las iniciativas del Gobierno. La caída de las transferencias discrecionales viene siendo protagonista en el año, con una caída de 86% real acumulada en el primer trimestre, tal como señalaron Politikón y Iaraf.

Marzo como unidad no desentonó, remarcó Iaraf: “En marzo de 2024 las provincias recibieron $56.000 millones (crédito pagado), lo que implica una caída interanual nominal de 29,7% y una caída real de 82%. Si se considera el gasto devengado, se observó una baja nominal del 18% y una caída real del 79%”.

Y agregó un dato relevante en torno a la sostenibilidad de los recortes, por el crecimiento de la deuda flotante: “Durante el primer trimestre el gasto pagado habría sido equivalente al 32% del gasto devengado. La deuda flotante con las provincias y CABA ascendería a $164.000 millones”.