POLÍTICA MONETARIA Y CAMBIARIA

El Gobierno apela a un nuevo dólar soja para sumar reservas y achicar la brecha

El decreto permite a los exportadores hasta el 30 de septiembre liquidar el 75% de las ventas en el MULC y conservar el restante 25% como divisas de libre disponibilidad 

Marcisoca

El Gobierno formalizó este martes la cuarta edición del Programa de Incentivo Exportador (PIE) que, esta vez, será estrictamente un "dólar-soja", una cotización estímulo para las ventas de harina de soja, aceite y otros derivados del poroto, que tiene la particularidad de no generarse por un tipo de cambio subsidiado por el Estado, sino por un permiso para liquidar el 25% de las ventas al dólar libre o CCL. De esta forma, el Gobierno persigue un objetivo doble: aumentar la liquidación de divisas en el MULC y a su vez incrementar la oferta de dólares en el mercado bursátil y así comprimir la brecha cambiaria. El PIE durará hasta el 30 de septiembre. Estimaciones del sector apuntan a un remanente de 9 toneladas de soja, que para Fundación Capital equivale a USD4.000 millones

En efecto, las estimaciones del sector hablan de un remanente de 8,2 millones de toneladas de soja stockeadas en silos y silobolsas de la última cosecha que podrían superar las 9 toneladas contando un pequeño resto de la cosecha previa. Así, en caso de que los agroexportadores se dispongan a liquidar, el mercado oficial podría recibir hasta USD3.000 millones y otros USD 1.000 millones presionar a la baja la cotización del CCL.

La libre disponibilidad hará que, por cada dólar liquidado, 75 centavos se conviertan a pesos a los $350 de la cotización mayorista y el resto se contabilice a tipo de cambio bursátil, es decir, arriba de los $760. Cabe recordar que, días atrás, esta cotización de la divisa superó los $800, precio que cedió con la intervención oficial, y tras la publicación del nuevo "dólar-soja", este martes cedió a los $749 para luego cerrar en $762, con una baja del 1,1%, producto de la expectativa del mercado de mayor oferta. En otras palabras, para los agroexportadores genera una cotización del orden de los $453, sobre la que pesa una alícuota del 31% de retenciones, lo que los deja con un dólar efectivo de $313.

En un primer momento la novedad no fue bien recibida por el sector agropecuario. La Sociedad Rural (SRA), por caso, cuestionó que "la publicación del decreto en el Boletín Oficial ratifica que la instrumentación de estos anuncios son un beneficio para el Gobierno y la industria, no garantizando nada a los productores". De hecho, entre los considerandos enunciados por el decreto del mismo Poder Ejecutivo, se señaló que la decisión es para promover la oferta de la oleaginosa para nutrir al complejo industrial de la molienda, que se encuentra con volúmenes mínimos en términos históricos al punto tal que hace peligrar el empleo, tal y como advirtieron a las autoridades desde los gremios aceiteros. Recién en segunda instancia, el decreto menciona que parte de lo recaudado en concepto de exportaciones se destinará a paliar los efectos del aumento del precio efectivo de la soja en el mercado local para las cadenas de valor que la tengan como insumo.

 

En este sentido, el titular de la SRA, Nicolás Pino consideró que esta medida "no garantiza nada" y pidió certezas porque hace una semana no hay precio de referencia en la pizarra de Rosario para los productores. Tras la devaluación, funcionarios de la Secretaría de Agroindustria habían descartado un nuevo dólar soja u otros estímulos cambiarios por fuera de la quita de retenciones a seis economías regionales.

Más allá del estímulo para los productores, la modalidad de dejar cursar una parte de las exportaciones a tipo de cambio libre supone no solo un viraje en la política cambiaria, sino sobre la política monetaria: a diferencia de los PIE anteriores, en esta edición el diferencial de estímulo no será cubierto con emisión monetaria en el MULC; este diferencial será cubierto por la demanda genuina en el mercado secundario de bonos.

Para el BCRA será también un flujo de divisas con el que alimentar el MULC para poder seguir comprando reservas, luego de que, tras la devaluación y el final de facto del dólar maíz, las liquidaciones agrícolas fueran mermando. Sin embargo, la medida no está exenta de riesgos, siendo que los USD3.000 millones serían el último stock de agrodólares al que podría tener acceso el Gobierno hasta diciembre y la llegada de la cosecha fina. En este sentido, en el sector no descartan que para los productores subsiste el atractivo para resguardarse del riesgo electoral sin liquidar, a la espera de un mejor tipo de cambio después del 10 de diciembre, no solo por el lado de la cotización sino de un eventual recorte en las alícuotas.

Por lo pronto, el mercado financiero respondió positivamente al anuncio, incluso cuando en la ventanilla del MULC no se vio un efecto importante: el dólar futuro contrajo las cotizaciones para los plazos de septiembre, octubre y noviembre, es decir, redujo sus expectativas de devaluación antes del último mes del año. Para diciembre, en tanto sigue estimando un salto del 30%.

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