El gobierno de Macri destruyó 247.000 empleos de calidad
En diciembre cayó al menor nivel desde 2011. Crecieron las modalidades precarias de contratación.
En 2019 se destruyeron 167.000 puestos asalariados privados formales, lo que implicó una caída interanual del 2,7%, la mayor de toda la serie del Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA) que comienza en 2009. Con este derrumbe anual récord, el llamado empleo de calidad completó la era Cambiemos con una verdadera debacle: 247.000 trabajadores menos. La información publicada ayer por el Ministerio de Trabajo mostró que los datos predictivos de enero adelantan una nueva caída en el comienzo de 2020, sugieren un muy leve rebote de las expectativas de contratación y abren un panorama, al menos, de estancamiento a la espera de una reactivación económica.
Según los números del SIPA, el empleo asalariado formal del sector privado aceleró su caída en diciembre. Bajó 0,5% contra noviembre y tuvo su peor mes desde diciembre de 2015, cuando asumía la presidencia Mauricio Macri. El retroceso fue traccionado por las actividades más ligadas a la dinámica de la producción y al mercado interno. La construcción expulsó a 7.900 obreros; el comercio, a 4.900; y la industria, a 4.800.
La magnitud de la crisis laboral se resume en un dato. En diciembre el empleo de calidad ocupó a 6.000.600 personas y cayó a su menor nivel desde agosto de 2011, cuando cobijaba a 5.992.000. Un lapso en el que la población creció alrededor del 10%. Esto significa que el trabajo asalariado privado registrado se hundió 9% respecto de la cantidad de habitantes.
En paralelo, se dio un crecimiento de las modalidades precarias de contratación. Por caso, mientras el Gobierno de Macri terminó con 247.000 trabajadores privados en relación de dependencia menos, la cantidad de monotributistas creció en 189.000. También compensó parcialmente el retroceso privado la incorporación de 118.000 estatales. Claro que las cifras del SIPA no incluyen a los asalariados y a los cuentapropistas informales.
La cantidad total de trabajadores registrados cerró 2019 en 12.179.200, es decir, 0,3% menos que a fines de 2018. El principal motor del retroceso fue el declive del 2,7% en el empleo de calidad. Por el contrario, el monotributo creció 4,3% y el monotributo social, 1,3%.
La cartera que conduce Claudio Moroni difundió también el resultado de enero de la Encuesta de Indicadores Laborales (EIL), un sondeo que realiza entre 3.500 empresas de los principales aglomerados urbanos del país que funciona como predictor de los números del SIPA. Según la EIL, el comienzo de año tampoco fue alentador: con la economía aún en recesión en plena renegociación de la deuda, el empleo privado cayó 0,1% contra diciembre y 2,8% interanual.
A raíz de la implementación de la doble indemnización decretada a mediados de diciembre por el Ejecutivo actual, la tasa de despidos bajó al 0,5% y alcanzó el menor nivel en dos años. Sin embargo, no se vislumbra un horizonte de creación de empleo, como se necesitaría para revertir el derrumbe de los últimos cuatro años.
Si bien hubo una muy leve recuperación de las expectativas empresarias netas de contratación de personal para los próximos tres meses, el nivel es aún muy bajo y augura un escenario de estabilidad. Sólo el 3,9% de las firmas consultadas planea ampliar su plantel de trabajadores, mientras que el 3% piensa reducirlo. Es decir que el 93,1% espera mantenerlo.