El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, se topó con un obstáculo inesperado en su intento de remover a Lisa Cook, gobernadora de la Reserva Federal (Fed). En ese marco, un fallo preliminar de la jueza Jia Cobb determinó que las acusaciones de fraude hipotecario que arrastra Cook, previas a su llegada a la Fed en 2022, no alcanzan para justificar su despido.

La resolución dejó en claro que Trump no puede removerla, y el titular de la Fed, Jerome Powell, ayudó a la defensa de Cook. El golpe es político y jurídico: nunca antes un presidente de Esyados Unidos había intentado echar a un gobernador de la Fed y la ley que regula al organismo recién empieza a ponerse a prueba en los tribunales.

La Casa Blanca insiste en que Cook fue "legalmente destituida" y que el fallo "no será la última palabra". En el interior del gobierno ya descuentan que el caso terminará en la Corte Suprema. En paralelo, la Fed sigue en su laberinto: en septiembre debería anunciar un recorte de tasas, pero con un clima de máxima tensión entre la política y la independencia institucional.

Cook, quien niega haber cometido fraude, demandó tanto a Trump como a la Fed. Sus abogados remarcaron que el fallo "reafirma la independencia del banco central frente a la intromisión política ilegal". Aun así, el Departamento de Justicia mantiene abierta una investigación penal y ya convocó a un gran jurado para revisar los papeles de las hipotecas que la tienen en la mira.