Milei le jugará un pleno a la apreciación cambiaria en 2025
Buscará consolidar la desinflación, con reactivación y equilibrio fiscal para imponer su programa y consolidarse políticamente, aunque dependerá mucho del FMI y los dólares
Como ocurrió en 2011, 20l5, 2017 y 2021, el Gobierno le jugará un pleno a la apreciación cambiaria durante el 2025 electoral. El objetivo será llegar a fin de año consolidando sus dos mayores éxitos del año que se termina: el equilibrio fiscal y, sobre todo, la moderación inflacionaria, con reactivación de la actividad.
Si lo logra, habrá significado una consolidación en la recuperación del bienestar de algunos sectores, aunque el atraso cambiario, que impacta en la competitividad haciendo barato importar insumos pero también bienes finales, podrá igualmente golpear a algunos otros rubros, con impacto en el empleo. El FMI, con la incógnita acerca de si enviará más divisas, será el actor clave. El riesgo, que podrá complicar el éxito de los planes es, justamente, una potencial falta de dólares que dispare la inflación y frene la recuperación de la actividad, lo que agregará complejidad al objetivo fiscal.
Al 30 de diciembre, el tipo de cambio real cerró según la medición del BCRA en 79 puntos. Es decir, debajo de los 79,8 puntos del día que asumió el presidente Javier Milei, un nivel que en ese momento se leyó como de urgencia, por las reservas negativas de USD11.000 millones, y disparó la megadevaluación de diciembre pasado que llevó al indicador de un salto hasta el overshooting de los 161,3 puntos. Hoy las reservas netas, contando la deuda de Bopreal, son según Portfolio Personal Inversiones (PPI) negativas en USD8.000 millones, aunque el BCRA tiene liquidez, es decir divisas que tiene comprometidas por pasivos, por USD15.500 millones.
La expectativa, con cierto consenso entre los analistas, apunta a que esa dinámica de atraso cambiario no mostrará un retroceso sino incluso una aceleración. Y, si la inflación de diciembre acompaña, tal como se espera que lo haga, que el ritmo de la devaluación mensual se disminuya desde el 2% hasta el 1% al mes. Como el dólar es el principal precio relativo a mirar para la determinación de los costos, esa acción será la clave para que el IPC pueda seguir mostrando moderación hacia adelante.
En base a un escenario de éxito en esa jugada, para LCG la inflación del 2025 podrá llegar a ser del 36% interanual dentro de exactamente 12 meses, cuando los informes de consultoras y medios de comunicación estén redondeando los balances macro del año que está por empezar. Para el trunco Presupuesto 2025 esa inflación sería del 18% y para el FMI del 45%. Un buen desempeño que, de lograrse, será un gran insumo electoral para el Gobierno, si se compara con un 2024 que está apuntando a terminar en 118% y un 2023 que terminó en 211,4%.
Una baja de la inflación podrá redundar en una mejora de los salarios, positiva para la reactivación de la actividad, y ayudar de esa manera además al equilibrio fiscal, que arranca el año con la baja del impuesto PAIS, que reducirá los ingresos del fisco entre un 1% y un 1,1% del PBI, según las estimaciones de PxQ y Iaraf, respectivamente.
Para ambas consultoras no habrá mayores dificultades para sostener ese logro, el del equilibrio fiscal: para PxQ entre un alza al impuesto a los combustibles, una reducción de subsidios, una recuperación en Ganancias, más despidos en el empleo público y la potencial reactivación, alcanzará para más que compensar esa pérdida. Para Iaraf alcanza con mirar el trunco Presupuesto 2025: “El gobierno esperaba sustituir la recaudación de PAIS por la de otros impuestos. Concretamente, el gobierno proyectaba para 2025, a pesar de la eliminación del impuesto PAIS, una suba real de 0,55 puntos del PBI”.
Ese escenario base, que supone que no se sucede ninguno de los principales riesgos que afronta el Gobierno en 2025 por el atraso cambiario y la mayor demanda de divisas que implica por el desincentivo a exportar y el incentivo a importar, y las obligaciones de la deuda por USD16.000 millones a lo largo del año, también tendría consecuencias negativas. Las explicó Epyca: “La apreciación cambiaria abarata las inversiones pero también los bienes nales. En el corto plazo, la segunda estrategia es mucho más atractiva que la primera. La pregunta para 2025 entonces es qué empresas podrán afrontar exitosamente un esquema cambiario de baja competitividad”.
Las cosas serían más complicadas si los riesgos se materializan, en un contexto de déficit de la cuenta corriente externa (el balance de bienes, servicios y pagos de intereses de la deuda), que solo se puede contrarrestar con superávit por la vía financiera (préstamos, deuda privada y FMI).
PxQ enumeró los principales: que quienes ingresaron al blanqueo se asusten y saquen sus depósitos, que Brasil prolongue la devaluación y que se frene el crédito externo. Dijo: “Si el sector privado decide desapalancar su endeudamiento externo y/o el mercado deja de querer financiar a las compañías argentinas, el BCRA no está en condiciones de sostener la paridad cambiaria en estos niveles”. Lo que derribaría los intentos de desinflar y reactivar.
LCG sumó: “El gobierno también dejó trascender que avanza sin inconvenientes en un nuevo acuerdo con el FMI que habilitaría fondos frescos que permitan recomponer las menguadas reservas. El monto total es todavía una incógnita, pero cuesta creer que el Organismo, aun con cambios de aire en la administración estadounidense, vuelva a habilitar un aumento de endeudamiento sin demandas, sobre todo cuando en diversas comunicaciones viene sosteniendo la necesidad de que los flujos de dólares no se deterioren (a raíz del atraso cambiario). Tanto por la administración del stock como por los flujos será clave ver si, durante el 2025, el gobierno transita el año con o sin la colaboración del FMI”.