Pacto de no agresión
Comentario Editorial
En 1995, el entonces ministro de Economía, Domingo Cavallo, concurrió a la Cámara de Diputados para denunciar al empresario Alfredo Yabrán de ser parte de “una mafia enquistada en el poder” del gobierno de Carlos Menem. Pasaron 25 años para que otro ministro de Economía fuera a informar al pleno de la Cámara baja. Pero ahí se acaba la comparación. La presentación que realizó ayer Martín Guzmán no tuvo palabras altisonantes, sino un tono medido concordante con el pacto de no agresión que habían realizando oficialismo y oposición en la previa de la sesión. Guzmán se cuidó de cargar demasiado las tintas sobre le gestión de Mauricio Macri y ni siquiera mencionó a sus antecesores en el cargo de la gestión Cambiemos. Eso sí, porque contra alguien había que ir, dirigió sus cuestionamientos a “fondos extranjeros que juegan muy fuerte” en contra de los intereses del país. “Nosotros estamos del lado de la gente”, contrapuso y arrancó el único aplauso sostenido. Con el FMI monitoreando el consenso para renegociar la deuda, el pacto de no agresión quedó cumplido.