Comentario Editorial

Predicar en el desierto

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“Si hubiéramos querido entrar en default, lo hubiésemos hecho el 10 de diciembre.” Esa frase suele repetir el ministro de Economía, Martín Guzmán, cuando ponen en duda su voluntad de pagar las deudas monumentales que heredó del macrismo, que incluyen el préstamos con el Fondo Monetario Internacional, los bonos bajo ley extranjera que intenta reestructurar y los de ley nacional que, probablemente, deba reperfilar.

No es el escenario que describió Guzmán cuando comenzó a circular la intención de postergar los pagos de todos los vencimientos de capital con el FMI para ganar aire en la renegociación con los acreedores privados. En el medio, se le cruzó la presión de los bonistas. Le mostraron los dientes al gobernador Axel Kicillof y lo forzaron a pagar. Le muestran ahora la dentadura a Guzmán, que declaró desierta la licitación de títulos para cancelar el AF20. La buena fe que ofrece y pide el ministro, parece no ser suficiente.

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