Comedias geniales no estrenadas en nuestros cines para ver en Max
Algunas de las mejores películas de comedia (de las otras, también, pero quedémonos con ese género) no se vieron en la pantalla grande de nuestro atribulado país. No importa, muchas están en Max y aquí vamos con recomendaciones de películas que tienen que conocer.
El próximo domingo hay elecciones en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Y va a seguir habiendo elecciones en diferentes distritos hasta fin de año. O sea, vamos a estar inundados por un torrente de dimes y diretes, fake news y denuncias espectaculares, chicanas y 0 (cero) propuestas para mejorar nuestras vidas, com sucede en cada año electoral. Valga esta introducción empática con el atribulado lector para decir que seguiremos adelante en esta página semanal recomendando películas que nos saquen de ese estado de apocalipsis zombie inminente en el que nuestro sistema electoral nos sumerge cada año y pico. Empecemos hoy recomendando comedias, comedias que son buenísimas, están en Max y, en muchos casos, pasan inadvertidas a la hora del "qué veo" porque quedaron un poco bajo el radar. Sí, gente, ríanse. Como están las cosas, ¿podemos hacer algo más?
Vamos con Se dice de mí, que aquí no tuvo estreno comercial y sólo salió en DVD. Fue el momento en el que los Estados Unidos -y mercados con suerte- descubrieron a Emma Stone, que es la protagonista de una adaptación sui generis, en forma de comedia de secundaria (sí, la sombra de Diez cosas que odio de tí se extiende en la película) de esa novela extraordinaria que es La letra escalata, de Nathaniel Hawthorne. Stone es una chica (virgen) que tiene un pequeño desliz y es señalada como una comehombres en su secundaria. En lugar de revestirse de vergüenza, aprovecha el equívoco para volverse célebre y rica. Stone es al mismo tiempo cómica y conmovedora, y la historia se desliza limpiamente a la mejor tradición de la comedia romántica. Absolutamente buena.
El maestro luchador es de esas comedias que Adam Sandler suele producir para sus amigos, en este caso Kevin James, un gran comediante al que reconocemos demasiado poco. La intriga también se desarrolla en un secundario: un maestro ve que la escuela está a punto de cerrar por falta de fondos y, para recaudar, decide ingresar al mundo de la lucha libre sin la más mínima experiencia. Por supuesto que hay muchas situaciones reideras y ridículas, pero lo que le otorga un plus es la nobleza de los personajes y que la dirección de Frank Coraci (otro cómplice frecuente de Sandler) balancea lo surreal con lo humano perfectamente. El último tercio de la película, créase o no, está dentro de la mejor tradición del cine deportivo. De paso, se divierte mucho Salma Hayek.
Hablando de Sandler, figura en la grilla de Max La herencia del señor Deeds. Esta merece un poco de contexto: es la remake de Mr. Deeds goes to Town (El secreto de vivir), una de las mejores películas de Frank Capra -le dio el Oscar a la dirección- con Gary Cooper como un tipo ingenuo de provincia al que un millonario le deja toda su fortuna neoyorquina. Lo que hace Sandler en esta nueva versión no es sólo aggiornar el conflicto, sino darle más peso a lo cómico. Su Deeds es más bueno que el pan, pero tiene -como siempre los personajes del actor- algo de violento reprimido (aquí lo muestra en una secuencia fenomenal con su amigo John McEnroe; sí, el enormísimo tenista). La historia fluye con muchos gags y dos actuaciones perfectas de Winona Ryder como una periodista ambiciosa y John Turturro -¡qué cómico genial es Turturro, dicho sea de paso!- como un mayordomo y personaje clave. Aunque sea sacrilegio, el balance de absurdo y humanidad de esta versión la hace un poco mejor que la de Capra.
Otra que nunca vimos en cine fue La casa de las conejitas. Además de tener también a Emma Stone y a Kat Dennings aprendiendo a hacer comedia (y sabían cómo), es una de las grandes actuaciones de Anna Faris, de las pocas, poquísimas actrices cómicas que dio el cine en los últimos treinta años. "Cómicas", no "comediantes": es decir, de esas que le ponen el cuerpo a la situación ridícula para llevarla más allá. Aunque la película se hizo un poco sobre la ola de Legalmente rubia (no carece de elementos muy similares), los momentos Faris son brillantes. La chica es una conejita de PlayBoy que termina en una preparatoria -razones aleatorias de la trama, pero perfectamente lógicas en este mundo- para descubrir que las chicas no tienen la menor idea de cómo compensar la obligación académica con una vida un poco más placentera y distendida. Lo bueno es que su personaje hace también un giro de la frivolidad caricaturesca a una humanidad creíble, pero sin perder la comicidad en el camino. Vale la pena acercarse.
Y vayamos a lo que es capaz de hacer el señor Will Ferrell con lo cómico. Aquí no se estrenó nunca Semi Profesionales-Un equipo de pelotas, y es una pena. Por una parte, es la parodia -al estilo de El Reportero, para entendernos, aunque no está Adam McKay en la dirección sino sólo en la producción- de las películas deportivas, la historia de un equipo "de la B" que logra un milagro. Pero todo es absolutamente ridículo, desplazado: estos tipos son semi profesionales, no profesionales. No hacen millones jugando al básquet (ese es el deporte en cuestión) sino que tienen que conciliar una pasión por momentos insana y violenta con una vida mediocre. Ferrell toma el estereotipo, lo exprime, le saca todo lo que tiene de cómico posible y le incluye creación propia. La película igual destila ternura (un poco como otra inédita contemporánea, Pelotas en juego, que está en Disney+) y es una prueba tangible de genio cómico.
Y luego tenemos quizás la mejor de las colaboraciones Ferrell-McKay, que incluye esa tríada El Reportero, Ricky Bobby y Hermanastros. La película de la que hablamos es Policías de repuesto, donde Ferrell hace pareja con Mark Wahlberg (otro actor que, sin perder cierta actitud marcadamente solemne, es un gigantesco productor de comicidad). En este caso, se trata de una parodia de las películas de acción policiales y de pareja despareja. Primero tenemos un par de "súper héroes" -Samuel Jackson y Dwayne Johnson- que son admirados e impunes y, en una de sus bombásticas aventuras, hacen una de más y tienen una de las muertes más cómicas que dio el cine. Y luego, un agente de policía reprimido trasladado a una máquina de escribir (Ferrell) y otro, degradado por torpeza (Wahlberg) que deciden tomar el lugar de los supertipos. La intriga es absurda, las secuencias incluyen uno de los eojres momentos de comicidad hablada de los últimos 1000 años (Ferrell hablando de leones y atunes); secuencias de acción que son tan buemas como las de cualquier película del género pero con alguna ridiculez incluida que les da otra vuelta de tuerca, y un tono donde lo más teriblemente incoherente se dice con naturalidad total. Como dicen los estadounidenses, "funciona en muchos niveles": como parodia, como película cómica pura, como película de acción, como drama de amistad, y como exponente del mejor cine.
Y cerremos con Una loca entrevista, que tuvo muchos problemas porque nadie la quería estrenar para que no se ofendiera -agárrense- "Corea del Norte". Es la historia de un productor y un conductor de TV exitosos que consiguen una entrevista con el líder de ese país Kim Jong-un, y al que la CIA conmina para que lo asesinen. La sátira es tremenda -política, obviamente, pero tamb ién sobre los medios de comunicación y los lugares comunes del espectáculo- y no se salva nadie, norcoreano o estadounidense. La creación de los amigos en la vida real Seth Rogen y James Franco es impresionante y hoy uno se pregunta por qué generó polémica... salvo que sí, la CIA mande asesinar gente. En fin, no es más que un chiste.