Memorias de una maga, de Leni González

Eugenia Alonso ahonda en un mundo de fantasía y magia en su primer unipersonal

 Memorias de una maga implica varios debuts: es la primera obra teatral escrita por la periodista Leni González y es a su ve el primer unipersonal de Eugenia Alonso, una de las actrices más importantes de la escena actual. Alonso interpreta a Delia Kamia, primera maga argentina, fuera de la escena Delia Ingenieros, al tiempo que también prepara su debut con Julio Chávez en Lo sagrado. 

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El próximo sábado a las 17, en El Extranjero (Valentín Gómez 3378), una de las mejores actrices argentinas, Eugenia Alonso, encabezará su primer unipersonal, Memorias de una maga, bajo la dirección de Cecilia Meijide. Sobre texto de la periodista Leni González -es su primera obra teatral-, narra un volantazo: el que convirtió a Delia Ingenieros, hija de José Ingenieros y bioquímica (casualmente, Alonso también tuvo esa profesión), en Kamia, la primera maga argentina. Alonso (El hombre de al lado, Santa Evita, Aliados en el audiovisual; Edmond, Mau Mau o la tercera parte de la noche, Alemania, Hamlet y un enorme etcétera en las tablas) combina este estreno con otro: Lo sagrado, en La Plaza, junto con -y bajo la dirección de- Julio Chávez. "En esta etapa mía -explica Alonso- es un gran desafío un unipersonal, porque no hay red".

-¿Qué te atrajo de Memorias...?

-La historia real de Delia Ingenieros, que decide dejar su carrera como investigadora en biología para estudiar magia y dedicarse a un arte tan fuera de lo común para una mujer, sobre todo en esos años cuarenta, para convertirse en la primera mujer maga argentina. Y el texto, que es muy particular. Evoca su historia atravesada un paisaje completamente distinto del actual: el circo, los personajes excéntricos, las posibilidades acotadas de las mujeres, incluso de las más audaces. Y también la posibilidad de hacer un unipersonal con la propuesta de ahondar en un mundo de fantasía y magia, y de alguna manera entender ese cambio ya que yo también cambié la biología por la actuación.

-¿Cómo es enfrentarse a un unipersonal? ¿Qué implica en cuanto a trabajo?

-En esta etapa es un gran desafío un unipersonal; no hay red, sos la única persona en escena y toda la responsabilidad se siente en ese presente y en la preparación preva, aunque aquí tengo la enorme felicidad de compartir escenario con un talentoso músico (Pablo Viotti) con quien interactuó y potencia la escena.

-¿Te costó mucho la prestidigitación?

-Por suerte es una obra de teatro con escenas de show de magia, no un espectáculo de magia. Aprender, entrenar y exponerse en la magia es cosa seria, no se sostiene sin creencia ni práctica. Este espectáculo es una evocación a los espíritus lúdicos como el de Delia, que eligió una vida mucho más arriesgada que la del laboratorio, que también implica mucho estudio y preparación para ejercer en un mundo donde los brillos no son tan evidentes.

-Estas a punto de estrenar también con Julio Chávez en calle Corrientes: ¿se complementan los trabajos, implican "cambiar el chip" pasar de uno al otro, cómo es para vos?

-Es una situación muy exigente pero al mismo tiempo muy estimulante. El trabajo más de gestión personal y de equipo en el independiente convive con la exigencia de estar en una obra con Julio Chávez, de los más destacados artistas de nuestros tiempos. Nunca había compartido escenario ni había sido dirigida por él. Así que los sábados estaré haciendo "magia" para salir de un personaje como Kamia e introducirme en una obra donde mi personaje guarda más de lo que muestra. Y este año se estrena La mujer hormiga película de Betania Cappato y Adrián Suarez que protagonice junto a Julieta Vallina  y que me ha dado una experiencia artística y personal imborrable. Para mí  es un año de mucha felicidad, el premio al volantazo que hice, igual que Delia Kamia.

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