CINE

Festival de Cannes: las últimas películas y algunas versiones sobre los premios

Fernando E. Juan Lima

Desde Cannes 

Especial para BAE Negocios

 

El sábado se conocerán los premios de la Competencia Oficial que dirimirá un jurado presidido por Greta Gerwig. Entre las películas que se asegura que se llevará un galardón figura la francesa Emilia Pérez, de Jacques Audiard, director no siempre aceptado pero muy respetado en su país y parte de la "familia" de Cannes.

El director ya agitó las aguas del festival con De óxido y hueso, en 2012, y con Dheepan, en 2015, con la que ganó la Palma de Oro. Su acercamiento a la violencia y a los personajes femeninos le ha generado no pocas polémicas y nuevamente su última película plantea problemáticamente esos temas. Acercarse a tópicos internos de un país que no es el propio (en Dheepan era Sri Lanka, esta vez es México) siempre genera prejuicios y puede despertar desconfianzas o acusaciones de eurocentrismo o desconocimiento. Pero plantear un musical sobre el narcotráfico y la desaparición de personas, con un jefe de un cartel que atraviesa un cambio de sexo pareciera demasiado. Y, sin embargo, la película cuyo tagline podría pensarse ideado por Almodóvar, ciertamente arriesga y muchas veces da en el blanco. Es problemática social y políticamente y los temas musicales en general no funcionan; sin embargo, llama la atención del desparpajo con que acomete la acción, el gran elenco y la falta de límites que (aunque algunos se ofendan en el camino) siempre se agradece. Son muchas las versiones en torno a que algún premio se llevaría y se habla de que parte del equipo del film, que ya había dejado Cannes, ha retornado a la Costa Azul.

Kinds of kindness, de Yorgos Lanthimos está dirigida por quien descubrimos con Canino (2009) y que el año pasado pegó un hitazo en todo el mundo con Pobres criaturas, tras su estreno en el Festival de Venecia. Sus primeras películas se destacan por plantear mundos extravagantes, idear una regla exótica y sostenerla a rajatablas. Lo que en Quentin Dupieux lleva al humor por el camino del sinsentido, en el caso del realizador griego conduce a la crueldad y a la pretendida indagación filosófica. Lo que se avizoraba en Pobres Criaturas acá se profundiza: una búsqueda más cercana al humor. Tres historias, con los mismos actores (entre ellos Emma Stone y Willem Dafoe), que plantean situaciones muy dilemáticas (también crueles), pero la voluntad del realizador es ciertamente la de generar un efecto cómico.

Desde Rumania llegó Three kilometers to the end of the world, de Emanuel Parvu, una correcto drama familiar, de pueblo chico infierno grande, sobre un adolescente perseguido por su elección sexual. Por su parte, Limonov, the balad, del ruso Kirill Serebrennikov que en 2018 había sorprendido con Leto (2018), y decepcionado un poco con Petrovs flu (2021), sigue la agitada vida del escritor y poeta del underground, de mayordomo a millonario, pero también agitador político, Eduard Limonov por Rusia, Estados Unidos y Europa

The substance, de Coralie Fargeat es una de las películas que más gustó a la crítica especializada (según surge de la encuesta que publica la revista Screen International). La directora francesa que en 2017 conocimos con Venganza Siniestra, sorprende en su segunda película con un baño de sangre y humor en el que la protagonista absoluta es Demi Moore. La substancia del título es una que permite recuperar la juventud creando una especie de clon con el que quien se la aplica debe alternar la vida. Cada uno debe seguir el tratamiento y vivir una semana por vez, mientras el otro se alimenta con un suero especial y reposa, en trance. Body horror y gore extremos son herramientas adecuadas para poner en el foco los mandatos que siguen persiguiendo sobre todo a las mujeres en relación con ciertos cánones de belleza y juventud. ¿Se animará el jurado a dar un premio a una película de género tan extremo? El precedente de Titane, de Julia Ducournau en 2021, permite arriesgar una respuesta afirmativa a ese interrogante.

En el rincón de las películas de explotación de la italianidad, Marcello Mio, de Christophe Honoré (Habitación 212, Le lycéen) cuenta con un seleccionado de actores encabezado por Chiara Mastroianni, en el que encontramos a Catherie Deneuve, Benjamin Biolay, Melvil Poupaud, Stefania Sandrelli, Fabrice Lucchini y Nicole Garcia. Chiara, decide un día caracterizarse como su padre y pide que la comiencen a llamar Marcello. El parecido es inquietante y, más allá de la sorpresa, su pedido efectivamente impacta en la realidad. Todos amamos a Marcello Mastroianni, la semejanza es tal y al principio las referencias cinéfilas y sobre la vida de los propios actores entretiene. Pero la película se va deshilachando, sin rumbo. Una idea buena, un amor compartido, una historia cinéfila conocida generan la ilusión de acercarse a ese paraíso perdido, a ese momento de esplendor único que generó una estrella indiscutida. La ilusión se desvanece rápidamente. Claro, había que hacer con ese material, además, una buena película.

Nada bueno que decir sobre Motel destino, de Karim Aïnouz. El director ha tenido la habilidad para desde Madame Satá (2002) a Firebrand (2023) haber llegado a los festivales más importantes del mundo. Su mejor película, sin embargo, a mi entender ha sido el documental Marinheiro das montanhas (2021). Motel destino es torpe, fallida, grosera. Hay quienes aplican estos adjetivos a Parthenope, de Paolo Sorrentino (otra de italianidad al palo). No comparto esa mirada sobre el realizador de Il divo, La grande bellezza y La mano de Dios. El director napolitano es efectivamente excesivo, farolero, pero también es un gran artista, con una mirada única. ¿Regodeo en las imágenes y manierismo? Sí. Pero nadie puede hacerlo mejor que él.

Por último mis preferidas (junto con Caught by tides, de Jia Zhang-ke, a la que ya referimos en esta cobertura). La comedia Anora, de Sean Baker, director estadounidense que ya nos había enamorado con Starlet (2012), Tangerine (2015) y The Florida Project (2017) demuestra nuevamente la empatía y el cariño de su mirada frente a personajes que habitan mundos oscuros o hasta sórdidos. La Anora del título es una bailarina erótica, que realiza otro tipo de "prestaciones" que es contratada como escort por el hijo de un millonario ruso. Mucho sexo, gran música, cariño a los personajes y mucho mucho humor. La otra en el podio, Grand tour, del portugués Miguel Gomes, director de Tabú (2012) y Las mil y una noches (2015). Como en la película de 2012, viajes por sitios exóticos, pero esta vez con una búsqueda más cercana a la poesía que a la novela decimonónica o el cine de aventuras. Una obra maestra, sin dudas.

Entre los posibles premiables (incluso por razones extracinematográficas) falta el estreno en el día de hoy de The seed of the sacred fig, de Mohammad Rasoulof. El director iraní acaba de exiliarse, escapando de la dictadura de su país. Eso puede pesar en el jurado. Además sus películas anteriores, A man of integrity (2017) y There is no evil (2020), avalan sus pretensiones.

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