CINE

Festival de Cannes, y una premiación que dejó afuera a las mejores películas que se exhibieron

En el regreso al Festival presencial, Cannes demostró que sigue teniendo el poder del mercado pero también, que la selección oficial posee mejores propuestas en otras secciones que la conforman, por fuera de la competencia principal

Fernando Juan Lima

 

El 2022 ha sido el año del “regreso a la normalidad”. El 2020 el festival no se realizó en Cannes (cosa que no sucedía desde 1968) y la edición del 2021 tuvo lugar en julio. Allí el festival, algo más acotado en cuanto a presencias, funcionó de manera más que razonable. Sin embargo, el Mercado que tiene lugar de manera coetánea fue casi una sombra de lo que sucede habitualmente. En este sentido, lo acaecido superó las expectativas y si al principio del evento se apuntaba a recuperarse al 90% de lo habitual, hoy se habla directamente de una actividad idéntica a la que existía antes de la pandemia. 

En lo que hace a los negocios, tal como se preveía, la lógica que se impuso es la de privilegiar calidad a cantidad. Eso sí, los medios especializados y el runrún de los corrillos coinciden: los convenios alcanzados se cierran por unas sumas entre 30% y 50% mayores a las que se transaban antes de la pandemia.

Es por eso que el Mercado deberá re-pensar los costos de base que implica su participación en él: el paquete básico de 3 acreditaciones cuesta 2400 euros y 4900 el de 6. La recaudación no es menor (y en parte habrá paliado los acusados 3 millones de euros de pérdida durante la pandemia), pero los enormes inconvenientes prácticos sufridos esta edición ponen en duda la relación costo-beneficio. Algo que deberán pensar las nuevas autoridades, ya que este ha sido el año de la despedida del histórico Jerome Paillard.  

Más allá de las transacciones y el dinero (cosa que interesa no solo al Mercado) lo cierto es que esta 75° edición del festival, si se pone la mirada en la Competencia Oficial, ha sido bastante menos lograda que su precedente. Muchos nombres conocidos y reconocidos, bastantes “habitués” con nuevas películas, pero nada demasiado disruptivo, movilizador o interesante. Incluso grandes directores han llegado con películas menores respecto de aquellas en virtud de las cuales los conocemos.

El jurado presidido por el enorme actor francés Vincent Lindon ha tenido el particular mérito de construir un palmarés que dejó sin premios a las mejores películas de la Competencia Oficial. Estamos hablando de Pacifiction de Albert Serra, Crimes of the future de David Cronenberg, Showing up de Kelly Reichardt y R.M.N. de Cristian Puiu. Es por ello que en este caso no puede hablarse de que simplemente eligieron entre lo que tenían. Se dieron dos premios ex aequo y hubo un premio especial aniversario. Se trata de una decisión cuya raíz se encuentra en cuestiones tanto estéticas como políticas.

 

 

Cómo se deciden los pemios en Cannes 

 

Los rumores, versiones y apuestas en torno a quiénes se llevarían algún premio esta vez estuvieron acertadas. Y hasta se quedaron cortos. El cualunquismo con el que se reconocieron obras muy diversas (compartiendo el premio) y se omitió lo más interesante amplifica la medianía de la competencia oficial este año.

Mejor actriz en Cannes

En ese marco, el premio a la mejor actriz fue para Zar Amir Ebrahimi por su protagónico en el thriller Holy Spider, de Ali Abbasi. Polémico acercamiento a la historia real de un asesino serial en Irán (donde pretendidamente sucede la acción, aunque se trate de una coproducción entre Dinamarca, Alemania, Suecia y Francia).

Mejor actor en Cannes

Como mejor actor fue distinguido el coreano Song Kang-ho, dirigida por el laureado director japonés Hirokazu Kore-eda (que filmó en Corea tras hacerlo en Francia). Un gran actor (eso no se puede discutir) en una película correcta de un realizador que ha sabido tener mejores tiempos. 

El premio al mejor guión fue para Boy from Heaven, de Tarik Saleh. Las internas para la elección de la mayor autoridad religiosa islámica en Egipto (todo un entramado de presiones, complicidades y traiciones más propios de la mafia), son el foco de atención de esta producción sueca.

El premio especial del jurado fue compartido entre la italiana Le otto montagne, de Felix van Groeningen y Charlotte Vandermeersch (interesante deriva que se acerca a la amistad masculina de manera poco habitual) y la polaca Eo, del veterano Jerzy Skolimowski (rareza absoluta, con el protagónico de un burro, también entre lo mejor de esta selección).

Como mejor director fue laureado el coreano Park Chan wook, por Decision to Leave, posiblemente la película más floja hasta ahora del director de Old boy. Por su parte, el Gran Premio del Jurado, también ex-aequo, fue para la belga Close, de Lukas Dhont (también amistad masculina, pero entre dos niños, con otra connotación y atravesada por la tragedia) y la muy decepcionante Stars at Noon, de Claire Denis (acercándose, de alguna manera, a la situación política de Centroamérica). Se otorgó asimismo un premio especial por el 75° aniversario del festival, que fue para  Tori and Lokita, de Jean-Pierre y Luc Dardenne (menos de lo mismo).

 

Festival de Cannes, y una premiación que dejó afuera a las mejores películas que se exhibieron
El filme "Triangle of Sadness" de Ruben Ostlund se llevó la Palma de Oro de Cannes.

 

Un poco para (casi) todos. Sin embargo, siempre se presta especial atención a quién se lleva la Palma de Oro. Y la presentación del premio por parte del mexicano Alfonso Cuarón y el propio lauro para Triangle of Sadness, de Ruben Östlund constituyen una verdadera declaración de principios. Un planteamiento en torno a cuál es el cine que se defiende. Lo dijimos aquí, se trata de una película que comienza con cierta gracia cuando pone el foco en el mundo de la moda y a la relación de pareja entre dos modelos, y se hunde en un mar de vómitos y heces que sí pueden causar gracia por un momento, luego, la acumulación de cinismo y misantropía terminan por erizar la piel (y en modo alguno de manera positiva). Ostlund consigue así su segunda Palma de Oro (la anterior, por la también insostenible The square).

El Festival de Cannes, literalmente, tiene el poder para conseguir en los hechos todo lo que quiere. Las decisiones en torno a qué va la Competencia Oficial obedecen a compromisos, a relaciones políticas, económicas y diplomáticas, pero también estéticas.

Eso queda claro cuando, como sucedió este año, la propia selección oficial (esto es, sin necesidad de mirar las muestras paralelas) posee mejores propuestas en otras secciones que la conforman, por fuera de la competencia principal. Es el caso de Esterno noche, de Marco Bellocchio, la hermosa y perfecta comedia Chronique d'une liaison passagère de Emmanuel Mouret (el director de Las cosas que decimos, las cosas que hacemos, hace poco estrenada en nuestro país) y el muy personal cruce de thriller y comedia L’innocent, de Louis Garrel, todas programadas en la sección Cannes premieres.

Por último, cabe señalar que la Palma de Oro en lo que a cortometrajes respecta fue para The water murmurs, de Jianying CHEN (Lori, de Abinash Bikram Shah obtuvo una mención especial, en tanto el premio mayor de la sección Un certain regard fue para Les pires, de Lise Akoka y Romane Gueret (cine dentro del cine, con pretendida mirada social y -otra vez- omisión en cuanto a la mejor de la sección, la islandesa Godland). Por último, la Cámara de oro (mejor ópera prima de todo el festival, con jurado especial presidido por Rossy de Palma) fue para War Pony, de Riley Keough y Gina Gammell (la japonesa Plan 75 de Hayakama Chie obtuvo una mención).

 

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