Mulan, la gran producción de Disney basada en su filme animado de los 90, se convirtió en un enorme fracaso en China, uno de los pocos países con los cines totalmente abiertos. Un fracaso muy especial, dado que la película se hizo especialmente para conquistar ese territorio. Pero no fue solo la pandemia la que hizo que la película de Niki Caro recaudara allí poco más de u$ 30 millones (cuando costó más de 200 y, en total y hasta el momento, solo recaudó u$ 60 millones) sino la piratería. En efecto: en los cuatro días posteriores a su lanzamiento on line en la platafotma Disney+, una versión HD del filme fue descargado en China 250.000 veces, según informa la revista Fortune.

La película estuvo a punto de lanzarse en cines globalmente cuando se cerraron las salas en todo el mundo. Es decir, el gasto en publicidad (equivalente al de producción) estaba hecho. Luego, Disney decidió lanzarlo en los EE.UU. en su SVOD pero con un pago aparte del abono de unos u$ 30. Pero en China fue a salas al mismo tiempo. Ni bien comenzó a piratearse, se multiplicaron los comentarios negativos y eso selló su suerte en los cines, vencida semana a semana por The Eight Hundred, filme épico histórico chino que lleva ingresados u$ 445 millones y es, ya, la película más exitosa de un año perdido para el cine en gran parte del mundo. Costó u$ 80 millones: negocio redondo. Los números dejan claro que no fue la pandemia la que hizo fracasar a la película sino la falta de conexión con el que, hoy, es el mayor mercado de exhibición en salas del mundo, aquel con el que Hollywood cuenta aún cuando el retorno sea mucho menor que en otros territorios.