Murió Alejandra Darín, actriz y representante sindical de los intérpretes
Con 62 años y víctima de un cáncer, falleció la actriz y secretaria general de la Asociación Argentina de Actores Alejandra Darín. Parte de una dinastía de intérpretes, volcada a la actuación desde niña, fue una parte importante del paisaje audiovisual, y especialmente televisivo, de las últimas décadas en nuestro país.
Víctima de un cáncer, falleció a los 62 años la actriz y secretaria general de la Asociación Argentina de Actores Alejandra Darín, quien en los últimos años tuvo una destacada y muy visible actuación en la defensa de los derechos de los intérpretes. Su vida estuvo ligada a la actuación desde el inicio, ya que era hija de Ricardo Darín y Renée Roxana, ambas estrellas destacadísimas de la era de oro del radioteatro. Aunque su parentezco más conocido es el de ser hermana de Ricardo Darín (hijo), el destacado actor nacional.
Aunque su carrera es enorme y casi no estuvo ausente sobre todo de laTV desde su debut, de niña, en 1974 (La selva es mujer) hasta 2016 (La Leona, última producción televisiva en la que participó) en los últimos años fue mucho más conocida por su actividad como secretaria general de la Asociación Argentina de Actores, entidad que representa a los intérpretes de todo el país y que presidía desde 2011. No fueron pocas las posiciones polémicas o los debates en los que participó, pero eso no opaca a la actriz.
Dueña de una capacidad especial para interpretar mujeres de carácter fuerte, fue una de las figuras más presentes en la telenovela argentina desde mediados de los años setenta. Entre los títulos en los que participó aparecen no pocos clásicos como Amo y Señor, La extraña dama, Una voz en el teléfono, Dulce Ana o Son Amores. También en tiras que rompían con el melodrama clásico, como Poliladron, Zona de Riesgo, Rincón de Luz o la remake de El hombre que volvió de la muerte.
Su carrera también incluye algunos de los ciclos de unitarios más importantes de la pantalla chica, como Las 24 horas, Alta comedia, Las comedias de Darío Vittori, Sin Condena o Teatro como en el teatro. Si se toman en cuenta todos estos títulos (y otros muchos, en todos los canales), fue una presencia constante y popular, parte del paisaje más importante de la ficción televisiva durante varias décadas.
Su carrera incluye además el cine (Sammy y yo, Ni Dios, ni patrón, ni marido) y mucho teatro, al que había dedicado su labor en los últimos años. Con su fallecimiento se va una parte popular e importante del paisaje audiovisual de la mejor época de nuestras pantallas.