Ni superhéroes, ni infantiles, ni filmes premiados ganan en la taquilla
Sigue en primera posición El robo del siglo, con 1,5 millones
El robo del siglo, la producción nacional dirigida por Ariel Winograd y protagonizada por Diego Peretti y Guillermo Francella, se mantiene al tope de las recaudaciones cinematográficas en una semana que, además, presentaba un tanque con potencial para quitarle el primer puesto. Pero la producción de Warner-DC Aves de presa, basada en un comic de superhéroes, aun recaudando bien (es decir, por encima de los 100.000 espectadores, cifra interesante para un filme cuyo personaje protagónico no es demasiado conocido), quedó en segundo lugar. Entre ambas, de todos modos, levantaron el promedio de una cartelera que se mantiene bastante bien para lo que suelen ser estas fechas.
Entre las curiosidades del fin de semana, la única película que aumentó convocatoria respecto de la semana cinematográfica pasada fue Espías a escondidas, la producción animada de BlueSky (La era de hielo) que no tuvo el éxito masivo que se esperaba (ni aquí ni en su país de origen, dicho sea de paso). Pero es evidente que el "boca a boca" infantil más la falta de alternativas de peso para llevar a los chicos (por las cifras, el lector puede darse cuenta de que Frozen II llegó ya a su máximo) hacen que crezca un poco en estas últimas semanas de receso escolar. De hecho, le ganó a la producción de Disney (por primera vez desde el estreno), en algo que podemos llamar "transferencia de recursos". Por cierto, el otro filme infantil en cartelera, Dolittle, reprodujo a escala local su fracaso en país de origen y, a dos semanas de un lanzamiento por cierto grande, apenas figura en el décimo lugar de la tabla.
El domingo pasaron los Oscar. Habrá que ver si los premios hacen que algunas películas premiadas sumen por encima de su promedio (hasta ahora) en el próximo fin de semana, pero se imponen algunas conclusiones. La primera: todas las nominadas a los premios de la Academia están de mitad de tabla para abajo. En segunda instancia, ya no es posible ver "todas las nominadas" antes de los premios en pantalla por la rapidez con que se abren las ventanas digitales. Aunque hubo restreno (muy limitado) de la última de Tarantino, es obvio que ni El irlandés ni Historia de un matrimonio se habrían de volver a ver en sala. De algún modo, este nuevo modo de la exhibición digital conspira contra las "películas premiables": se las considera por defecto material para ver en casa, tarde o temprano. Esa es una de las razones por las que convocan poco público. Hay otra: si tienen alguna nominación a algún premio, se las considera "arte", y el "arte" tiene cada vez menos público. La audiencia para un cine que no sea de gran espectáculo e impacto inmediato (lo que no implica que sea un cine experimental o "difícil", sino simplemente que tenga escenas que duren más de un segundo o diálogos normales) ha disminuido de un modo absurdo, en todo el mundo, en la última década, y los productos que van a por ese público pasan directamente a las ventanas digitales. Por eso el Oscar es, cada año menos, un argumento de venta de un filme. Sí lo es -un poco...- cuando un filme gana el premio mayor, porque despierta cierta curiosidad. Así que es probable que Parasite, insólito triunfador tanto en film extranjero como en Mejor película, sume bastante el próximo fin de semana.