Otro fin de semana dominado por superhéroes con demasiadas salas

Avengers: Endgame tuvo 715 pantallas en todo el país

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El segundo fin de semana de Avengers: Endgame fue excelente: más de 700.000 espectadores y un acumulado que supera los dos millones y medio de espectadores en Argentina. Es la película que más rápido superó la barrera de los dos millones y, como sigue, parará en breve los tres millones. Seguramente llegue a los cuatro en este mes. Todo en sintonía con lo que sucede con la película en todo el mundo: ya superó los u$s2.000 millones de recaudación neta, superando a Titanic, y es seguro que se convertirá en la más vendedora de la historia y la primera en pasar la barrera de los u$s3.000 millones. Es cierto: si actualizamos el precio de las entradas de acuerdo con la inflación, la película más vista de la historia sigue siendo Lo que el viento se llevó, cuya recaudación estimada mundial en cuarenta años de carrera en salas supera los u$s10.000 millones. Pero es un detalle: lo cierto es que son semanas de bonanza gracias al tanque, que además se benefició porque los cines volvieron a aceptar promociones bancarias y descuentos para la película, algo que no estuvo habilitado el primer fin de semana.

Claro, sigue teniendo 715 pantallas, un abuso de posición dominante evidente por parte de la distribución y exhibición. Es decir, cerca del 75% de las pantallas disponibles en Argentina presentan una única película. Hay lógicas protestas de parte de los cineastas nacionales independientes por esto, aunque es producto de un largo proceso de concentración que comenzó en 2006 cuando solo en la revista El Amante -quien escribe formaba parte del staff entonces- se condenó la salida de El Código Da Vinci en 256 pantallas. Se advirtió entonces que, de no tomarse medidas, llegaría un momento en que la virtual totalidad de las pantallas presentarían una sola película. Así estamos hoy: quizás protestar a tiempo lo hubiera evitado.

El resto de la tabla sigue mostrando huellas de la distorsión: películas con poco más de 2.000 espectadores que llegan a las diez más vistas, o estrenos que deberían haber funcionado muy bien sin público significativo. El ejemplo: la película de River es un "fenómeno de fans" (como, digamos, los largos de Dragon Ball, que rompen la taquilla en un solo fin de semana). Debería de haber tenído mucho más público: los fanáticos de River llenando las salas al menos durante el lanzamiento. Pero no sucedió. No tiene nada que ver acá el apego a la camiseta sino la cantidad de copias, cuota del mercado y visibilidad del filme. Cuando todo eso es mínimo, ni siquiera esta clase de fenómenos logra tener buen público.

Así, con muchos espectadores -aunque por debajo del millón, por cierto- la taquilla tiende a ser leída de manera distorsionada. El mejor estreno fue la nacional El hijo, película de suspenso protagonizada por Joaquín Furriel que entró recién al cuarto puesto. Sin tanques, el público es exiguo, porque se han destrozado sectores privándolos de oferta. Durante años, esta página ha advertido sobre el peligro de no controlar o poner coto de algún modo a este dominio desproporcionado de las majors. Es cierto, en los EE.UU. se estrena con lanzamientos monstruos de hasta 5.000 pantallas. Pero eso implica, como máximo, un 15% del parque. Cuando Avengers termine su carrera, volverá la tristeza.

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