Romina Paula presentó su ópera prima cinematográfica en el Festival de Rotterdam
De nuevo otra vez, una ficción con fuertes lazos con la autobiografía
ROTTERDAM, PAÍSES BAJOS - ENVIADO ESPECIAL. Anoche tuvo lugar la premiere mundial de De nuevo otra vez, opera prima de la actriz, dramaturga y escritora Romina Paula. BAE Negocios tuvo la posibilidad de dialogar con la realizadora a quien el IFFR, desde su propia selección, augura un Bright future ("futuro brillante", nombre de la sección competitiva de la que participa la película).
—¿Qué te llevó a incursionar en la dirección de cine? ¿Lo sentís un paso natural en tu devenir o tiene que ver con la necesidad de contar esta historia en particular?
—Tenía la fantasía de dirigir cine y pensaba que era algo para cuando fuera más vieja. Lo que sucedió es que no me di cuenta pero acaso ya soy todo lo vieja que necesitaba ser y por eso llegó el momento. Pero más concretamente fue Diego Dubcovsky que me ofreció adaptar al cine, actuar y dirigir la primera parte de mi última novela Acá todavía. De esa propuesta mantuvimos la estructura pero escribí un guión desde cero.
—¿Cuánto de autobiográfico hay en la narración?
—Hay mucho en la medida en que mi madre y mi hijo de la ficción son mi madre y mi hijo en la realidad, y la casa de mi madre también es su casa real. Y que la protagonista/narradora, que también soy yo, tiene mi edad y se ve interpelada por dudas que son mías. Así que diría que sobre todo toda la zona de la casa de mi madre está más cerca de la realidad. Y las diapositivas también son diapositivas del archivo familiar pero no todo lo que cuentan los off sobre esas fotos es necesariamente cierto.
—¿Cómo se enmarca la película en el actual estado de cosas en relación con la feliz revolución en torno a la perspectiva y conciencia de género que estamos viviendo? ¿Podrías pensar tu película con un protagonista masculino?
—No, claramente no podría haber escrito esta película para un protagonista masculino, pero probablemente esa sea una limitación mía que siempre pensé desde mi género. Sería bueno que por algunos cientos de años la tercera persona en la narrativa pase a ser la de la mujer, que el omnisciente sea femenino o a-género.
—¿Cómo pensaste formalmente la película? ¿Cómo juegan en tu mirada y concepción documental y ficción?
—Formalmente conversé las escenas con la directora asistente, Rosario Cervio, que sí tiene una formación cinematográfica y yo le describía lo que me imaginaba y ella me ayudaba a depurar o desarrollar esa imagen u ofrecerme alguna otra opción y después muchas cosas las terminamos de definir con el director de fotografía Eduardo Crespo en locación, pero diría que las puestas de cámara están en función de los actores y los textos más que al revés; hay mucho plano largo de diálogo de cámara fija, por ejemplo. Hay bastante de cámara fija en general. Y en realidad es todo una ficción, no está pensado desde el documental, aunque utilice elementos de la realidad.