Spotify invierte en distribuidores independientes de música

Compró una parte de DistroKids y amplía su plataforma

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A veces las iniciativas hacia una mayor concentración en el mercado del entretenimiento digital no son demasiado ruidosas sin por eso dejar de ser significativas. En los últimos días, Spotify, líder en el streaming de música, anunció una "inversión menor" en el sitio y agregador musical DistroKid, un distribuidor independiente que permite a sus usuarios subir sus temas y compartirlos. Hace unos meses, Spotify había anunciado herramientas para que cualquiera pudiera subir música a su plataforma, lo que ponía en problemas a los sellos independientes y a los sitios como DistroKid. Esta participación "menor" (según Variety, desde la firma sueca afirman que el sitio continuará como "totalmente independiente") tiende a que sea más sencillo integrar nuevos contenidos a Spotify, ampliando significativamente su oferta. La misma empresa está explorando, de paso, la manera de integrar el universo podcast de un modo más sencillo. El bajo continuo detrás de estas inversiones e iniciativas es simple: está probado que cuanto más grande es la oferta, más suscriptores tiene un sistema on demand. El usuario quiere tenerlo "todo" sin cambiar de plataforma.

El problema es qué sucede entonces con la distribución independiente de música o con el "hágalo usted mismo". Uno de los mayores problemas consiste en que ahora es el artista quien debe controlar o administrar el pago de regalías de sus creaciones (un artista que forma parte de una discográfica no tiene esa responsabilidad, aunque probablemente se quede con un porcentaje ínfimo de lo que le correspondería en un negocio de "yo lo hago, yo lo vendo"). Mientras tanto, la plataforma on demand sigue creciendo en suscriptores en gran medida gracias a esos nuevos contenidos.

Es decir: la tecnología es la adecuada, las inversiones son correctas y acompañan las tendencias de consumo que crean los propios usuarios. Pero dejan problemas a los creadores de contenidos que antes no tenían, especialmente aquellos que carecen de un poder de fuego (publicitario o de marca, por ejemplo) que les permitiría gozar de la independencia que estos sistemas prometen. En todo caso, es el asunto a resolver antes que una contrariedad absoluta. En este sentido, Spotify asegura que el sistema para auditar ganancias es simple y que los creadores se quedarán con el 100% de los royalties que les corresponda, dado que el negocio de la firma es crecer en cantidad de usuarios, no en "quitarle" ganancias a los creadores (que, por otro lado, funcionan como la zanahoria para que un creador independiente decida cómo distribuir su trabajo en la plataforma). Aún es un negocio incipiente y, si bien casi todo el universo del entretenimiento gira alrededor del on demand (sea música, cine, televisión o incluso material escrito), la cuestión de la propiedad intelectual y la distribución de royalties presenta escollos.

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