La nueva pesadilla del actual usuario de plataformas audiovisuales consiste, justamente, en tener muchas plataformas audiovisuales. Para diversos analistas del negocio, este momento es puramente transicional: la proliferación de servicios que comenzó a estallar a partir de la entrada de Disney+ al negocio a finales de 2019 generó que los usuarios tuvieran que adquirir muchos paquetes para "tenerlo todo", o al menos una buena selección de los contenidos a los que está habituado, sin contar las novedades. Un usuario argentino, para "tenerlo todo", requiere actualmente un gasto de (por lo menos) $10.000 por mes. Pero la situación no es diferente en el resto del mundo.

Momentos de cambios avecinan el futuro de las plataformas de streaming.

Un estudio mencionado por Variety y que fue realizado por Accenture and Oxford Economics en diez países reveló que el 86% de los usuarios quiere tener solo un servicio a partir del cual llegar a los contenidos. Nada de "entro en Netflix, no está La Cenicienta, salgo, entro a Disney+, tengo que suscribirme", etcétera. Ese sería, hoy, el futuro inmediato del negocio. El paso más importante estas semanas lo dio en Verizon, compañía de telecomunicaciones estadounidense que ofrece un agregador con casi todos los servicios disponibles en ese país (excluyendo Peacock, aún no disponible en nuestro mercado). La noticia es que se agenció la colaboración de Netflix y brinda un año gratis de la versión premium de esa plataforma a todos aquellos que se abonen al servicio.

Por cierto, para acceder a cada uno de los servicios desde el agregador de Verizon es necesario pagar el abono, pero a través de esta app el precio es menor. Sin embargo, si bien esta es una iniciativa que crece y que es muy probable que se convierta en la tendencia dominante en un negocio que ya no puede subsistir solo con el crecimiento de las suscripciones, hay otras ideas que probablemente transformen todo en poco tiempo.

La primera ya está funcionando: se trata de las versiones gratuitas (con publicidad) de las plataformas. Disney, Netflix, Amazon y otras ya anunciaron que tomarán ese camino. La diferencia enorme entre la inversión en contenidos para mantenerse en competencia y los ingresos reales vía abonados lo vuelven lógico. Pero el otro modelo es el de Spotify: un lugar en donde están todos los contenidos y destina un pago pequeño al productor por cada reproducción. Lo más probable es que este sea el modelo dominante en un futuro para nada lejano. El crecimiento de la piratería (debido a la multiplicidad de plataformas) probablemente encuentre un paliativo grande. Pero eso implicará pensar mucho en qué contenidos se harán y distribuirán, más allá de la inversión tecnológica que eso implica. Es un momento de cambios.