Warner tacklea a las salas de cine y estrena tanques al mismo tiempo on demand

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La semana pasada, Warner Bros. lanzó una bomba de impredecibles consecuencias en la actividad cinematográfica. Anunció que sus estrenos de 2021 se estrenarían simultáneamente en salas y en su plataforma SVOD HBO Max, a partir ya de finales de este año cuando se lance, tras varios aplazamientos, Mujer Maravilla 1984, que aunque tiene fecha de estreno en la Argentina para el 31 de diciembre, aún no hay seguridad de que así sea. También caen en esa política hiper tanques como Godzilla Vs. Kong y la nueva versión de Duna, dirigida por Denis Villeneuve.

Para muchos analistas, esto implica el golpe final para el negocio de las salas de cine. Pero corresponde a una estrategia desesperada de Warner que se correlaciona con lo que sucede con Disney (el próximo estreno grande, Soul, de Pixar, irá a Disney+): recortar las inmensas pérdidas y reforzar el sector donde hay dinero ante la incertidumbre del Covid, es decir en el streaming. HBO Max es la plataforma más cara en los EE.UU. (aún no se sabe cuándo se instalará en otros territorios). Estrenar películas "grandes" en HBO Max puede producir un gran incremento en la cantidad de suscriptores. O sea, en el dinero que, efectivamente, embolsaría cada mes, un flujo de caja gigante y constante.

Pero una tormenta se cierne sobre las decisiones "empresariales": según Variety, Legendary -la productora que cofinanció Gozilla Vs. Kong y Duna- iniciaría acciones legales contra Warner. No se sabe bajo qué figura, pero están totalmente en contra del "day-and-date" (como se denomina a estrenar el mismo día en ambas ventanas). La primera de las dos películas costó unos u$ 160 millones; la segunda, u$ 175 millones. Los rumores indican que Legendary buscaría con Warner un acuerdo mucho más ventajoso en cuanto a la participación en las (potenciales) ganancias de las películas, pero que no descarta la acción legal para impedir el "day-and-date". La nota agrega que hubo una oferta de Netflix por Duna, pero que WarnerMedia (la compañía "madre" de Warner Bros. y de HBO) lo impidió. Ahora se sabe que fue para aprovechar los filmes en plataforma propia.

El gran problema consiste en que este tipo de distribución solo llevará al cine a un público restringido que hoy no quiere salir por el temor al Covid. Y que, cuando se "instale" definitivamente frente a una pantalla hogareña, habrá olvidado (si es que alguna vez lo conoció) lo que implica la experiencia de la sala cinematográfica. Se trata de algo más que de una medida drástica obligada por la coyuntura biológica. Es algo que los empresarios de contenidos quieren desde hace años y hoy tienen la oportunidad de impulsar ante la gigantesca crisis del sector. El problema, de todos modos, no es el "hoy" sino el futuro: ¿cuánto le queda a las salas de cine? Y si permanecen: ¿qué películas podrían proyectar? Lo que Warner va a ofrecer son nada menos que los grandes tanques con sensación inmersiva, lo que -se suponía- aún tenía destino de pantalla. El golpe, por ahora, parece definitivo para lo que todos conocimos como "cine" hasta hace menos de doce meses. Las consecuencias recién comienzan a verse.

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