La negociación de la factura de crédito electrónica aparece como una de las alternativas de financiamiento viable para las pymes en medio de la cuarentena y la resistencia de los bancos a otorgar créditos para pagar sueldo y capital de trabajo. El mecanismo comenzó a operar el año pasado a partir de la reforma de mercado de capitales sancionada durante el macrismo, pero hasta ahora no ha tenido un uso difundido entre las empresas más pequeñas.

Lo cierto es que las cifras del Mercado Argentino de Valores (MAV) muestran que un número creciente de estas operaciones se realizan en dólares en detrimento de la moneda nacional. En febrero, el mes anterior al aislamiento preventivo y obligatorio, el monto llegó a USD895.000, lo que implica una suba de casi 70% frente a enero, cuando había marcado USD528.000.

Desde septiembre, el crecimiento fue vertiginoso: en ese mes la cifra fue de apenas USD148.000, en octubre escaló a USD184.000, para pasar a USD274.000 en noviembre y 466.000 en diciembre.

Por el contrario, las facturas electrónicas en pesos negociadas en el mercado de capitales se hundieron 64% en febrero y sumaron sólo $145 millones, cuando en enero habían alcanzado $405 millones, el más alto desde que comenzaron este tipo de operaciones.

El ex subsecretario de Financiamiento del ministerio de Producción, Alfredo Marseilla, explicó en una videoconferencia organizada por First Capital Group que esta operatoria permite evitar las demoras clásicas de la burocracia de los bancos y, al mismo tiempo, las empresas restan "deuda contingente y mejoran su balance".

En la charla también participó Guillermo Barbero, socio de First, quien junto con Marseilla planteó que la negociación de factura electrónica "no consume el límite" del crédito bancario y tampoco "se informa al BCRA", otorgando una mayor flexibilidad que en el sistema tradicional.

La otra pata que para los expertos dará buena respuesta en la pandemia será el cheque electrónico, que "hizo furor" desde que comenzó el aislamiento, explicaron.