Acuerdo entre Reino Unido e Irlanda para garantizar la libre circulación

Preparativos para evitar conflictos ante el Brexit

BAE Negocios

En medio de la incertidumbre sobre cómo será la salida del Reino Unido de la Unión Europea (UE), el gobierno británico de Theresa May firmó un acuerdo con Irlanda para garantizar que sus ciudadanos mantengan un conjunto de derechos tras el Brexit, uno de ellos la libre circulación de personas, especialmente en la isla irlandesa.

Los encargados de sellar el memorando de entendimiento -un acuerdo no vinculante- fueron el número dos del gobierno británico, David Lidington, y el viceprimer ministro irlandés, Simon Coveney, y en el texto ratificaron la continuidad del Área de Circulación Común establecida en 1920, después de la independencia irlandesa para permitir la libre circulación en la isla.

Esta área especial perdió sentido una vez que tanto el Reino Unido e Irlanda quedaron adentro de la Unión Europea y los acuerdos se establecieron adentro de ese marco. Sin embargo, el Brexit vuelve a reabrir el problema.

"Nuestro mensaje a los ciudadanos irlandeses en el Reino Unido es que sus derechos no cambiarán. Podrán seguir viajando libremente entre Irlanda y el Reino Unido y las islas; trabajar, estudiar, cobrar la pensión y tener acceso a servicios públicos y sociales", explicó Lidington en un conferencia de prensa conjunta en Londres, luego de alcanzar el entendimiento.

Coveney, por su parte, destacó que este acuerdo supone un "momento importante" para ambos países después de meses de tensiones por el Brexit y las discusiones sobre cómo será la salida y cómo será la relación posterior entre Londres y sus vecinos europeos.

"El Área de Circulación Común ha concedido derechos y privilegios a los ciudadanos irlandeses y británicos durante casi un siglo. Sin embargo, no se había formalizado de esta manera hasta ahora", señaló el funcionario irlandés, citado por la agencia de noticias EFE.

La cuestión del futuro de la libre circulación de personas, bienes y servicios en la isla irlandesa es una parte central de los desacuerdos en el Parlamento británico que no permitieron a la premier Theresa May conseguir un apoyo mayoritario y garantizar una salida ordenada de la UE.

Tras muchos meses de tensión, May tiene hasta el 31 de octubre para conseguir un acuerdo en el Parlamento británico, que garantice reglas vinculantes para su divorcio con la UE y una hoja de ruta clara para su futura relación con el bloque y, en consecuencia, con la vecina Irlanda.

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