EE.UU. invirtió casi 27% de su PIB para revertir la crisis causada por la pandemia
Con el último paquete de estímulo impulsado por el presidente Joe Biden, serán casi 6 billones de dólares los inyectados desde 2020, cuando el coronavirus se abatió sobre territorio estadounidense
Con el plan de estímulos económicos del presidente Joe Biden, se eleva a casi 6 billones de dólares la inyección fiscal en Estados Unidos para combatir la pandemia, una inversión sin precedentes que llevará la deuda pública a niveles no vistos desde la Segunda Guerra Mundial, por encima del 100% del producto interior bruto (PIB).
Según publica el medio español la Vanguardia, en total, se han votado tres grandes planes de rescate, uno de 2,3 billones, otro de 900.000 millones y el último, de 1,9 billones, que representa el mayor refuerzo del bienestar en décadas; además de 700.000 millones en partidas específicas con un primer objetivo fundamental, que no es otro que hacer llegar urgentemente dinero a las familias mediante el envío de cheques de ayuda directa.
El primero fue de 1.200 dólares, el segundo de 600 y ahora están a punto de enviar uno de 1.400 dólares a los trabajadores y dependientes que ganan menos de 75.000 dólares al año. A estas ayudas directas se suman además otras para pagar el alquiler, la hipoteca y las facturas de electricidad, agua y gas, señala el medio español.
El último plan de rescate incluye un cambio fundamental en el funcionamiento de los créditos fiscales, ya que los 600 dólares al año por hijo que las familias pueden deducir actualmente se convertirán durante 12 meses en 3.600 dólares por menor de 5 años y 3.000 por cada hijo de entre 6 y 17 años. Como el dinero se podrá solicitar por anticipado, este adelanto fiscal se convierte así en una especia de renta básica para las familias.
Los diferentes planes de estímulo también reforzaron los subsidios por desempleo, ampliando la duración de la protección y elevando en hasta 400 dólares semanales el suplemento extraordinario del Gobierno federal a las ayudas que ofrecen los estados, mínimas en algunos casos, que ahora también pueden ser cobrados por los autónomos y los trabajadores de plataformas.
Las pequeñas y medianas empresas tienen acceso desde el principio de la pandemia a ayudas para declarar a sus trabajadores en furlough (permiso) y hacer expedientes de empleo temporales, en los que el Estado cubre una parte de los salarios. El primer plan dedicó 350.000 millones de dólares a esta partida, ampliada después varias veces y reformada para evitar que fueran utilizadas por las grandes compañías. Las pymes también recibieron créditos que no deberán reembolsar si los dedican no solo a pagar salarios sino a los gastos corrientes de sus negocios (alquiler, facturas, etcétera) para evitar el cierre definitivo.
El estímulo fiscal aprobado por el país norteamericano durante la pandemia es el mayor del mundo en términos absolutos. Con la aprobación este mes del American Rescue Plan de Biden, la inyección fiscal estadounidense equivale ya en términos relativos al 27% de su PIB y es el segundo mayor del mundo, solo por detrás de Japón.