El cóctel inflacionario mundial que suma energía, alimentos, tasas y Ucrania
Los aumentos de precios de materias primas impactan más en los que menos tienen señaló el FMI, en un contexto globalizado que amplifica los problemas
Elementos tan dispares como la energía, los alimentos, las tasas de interés y la crisis en Ucrania no hacen más que fogonear un flagelo mundial que como coletazo inesperado de la pandemia vuelve a poner en alerta a los gobiernos: la inflación.
El propio Fondo Monetario Internacional (FMI), advirtió la semana última que un tercio del gasto familiar en economías emergentes y de bajos ingresos se destina al consumo de alimentos, en contraste las economías avanzadas como Estados Unidos, destinan al menos una séptima parte de sus compras en este mismo rubro, por lo que el impacto de las subas mundiales en los precios de los alimentos repercutirá con más fuerza en las familias y países de menos recursos, con la consiguiente posibilidad del incremento de tensiones internas y conflictos sociales.
Y es que los precios de alimentos y energía seguirán presionando al alza la inflación mundial este año, y aunque la escalada será mucho más moderada que la observada el año pasado, la indetenible suba afectará más a las economías emergentes como las latinoamericanas.
El informe dado a conocer por el organismo explica que la población de economías emergentes y de bajos ingresos son quienes reciben con más fuerza el impacto de la escalada mundial de precios de alimentos, debido a que en ese segmento poblacional aproximadamente un tercio del gasto familiar se dedica al consumo de alimentos, mientras que como contrapartida, las economías avanzadas sólo se destina una séptima parte de sus compras a este mismo rubro.
Y aunque los economistas del Fondo parecieran querer llevar algo de esperanza al estimar que los precios internacionales de alimentos moderarán la tendencia al alza este año y sólo crecerán 4.5%, comparado con una suba del 23.1% el año pasado, la noticia difundida también la semana última sobre el récord de 135,7 puntos marcado en enero por el índice mundial de precios de alimentos de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) no deja de ser intranquilizadora.
Los precios de alimentos en México, según datos Instituto Nacional de Estadística y Geografía de ese país registraron una variación anual de 12.54% mientras que en Brasil ascendió, en su registró a 12 meses, a 7.54 por ciento.
Desde la perspectiva de los funcionarios del FMI, el aumento de la inflación puede desvanecerse a medida que se alivian los problemas en la cadena de suministro y conforme los bancos centrales sigan respondiendo para evitar que las expectativas de inflación se concreten, no obstante lo cual consideran también que la presión no cesará hasta que la pandemia quede definitivamente bajo control.
La energía
Los contratos de futuros de petróleo muestran que los precios del crudo podrían subir 12% este año, mientras los precios de gas natural registrarían una variación de 58 por ciento.
Dichos aumentos serán significativamente menores a los incrementos del año pasado y confiaron que "probablemente serían seguidos por una moderación adicional de los precios en el 2023".
Esto sucederá a medida que los desequilibrios entre la oferta y la demanda se reduzcan aún más.
El FMI no ofreció una actualización de previsiones puntuales para la inflación de los países. Sin embargo, refirió las variaciones del año pasado en Estados Unidos, Europa, China y los emergentes en conjunto, para ilustrar cómo ha variado el impacto de un mismo fenómeno mundial.
Por ejemplo, mostraron que el año pasado, la inflación de energéticos para Estados Unidos fue de 29%; mientras que para Europa, tuvo un alcance anual de 26% por ciento.
Tipos de interés
El FMI resaltó en su blog institucional que la resistencia de la inflación estructural de países emergentes latinoamericanos como México y Brasil, sugieren que la presión sobre los precios podría ser mucho más generalizada en el 2022.
De acuerdo con economistas del organismo, liderados por el nuevo director del Hemisferio Occidental, Illan Goldfajn, esta presión motivará aumentos de tasas de interés por parte de los bancos centrales, las que a su vez también van a generar presión sobre la recuperación económica, debido al alza de los costos de los préstamos y el financiamiento para la actividad productiva y para los consumidores.
Teniendo estas variables en cuenta, el FMI presentó sus expectativas económicas actualizadas para el mundo la semana pasada. Para América Latina y el Caribe, estiman ahora un crecimiento de 2.4%, en comparación con el 3% previsto a fines del año pasado.
Este desempeño estará guiado por el modesto crecimiento de Brasil, la economía más grande de la región, para quien anticipan un avance de 0.3% en el 2022 y de México, segunda mayor economía latinoamericana, para el que esperan una expansión de 2.8 por ciento.
La crisis ucraniana
Pero como si todo este combo inflacionario internacional no fuera suficiente, la actual situación de tensión entre Rusia y la OTAN en Ucrania suma otro elemento importante para la suba de precios internacionales.
Al respecto, la agencia Bloomberg señala que la tensión en Ucrania viene elevando los precios del gas natural hace semanas, y que una eventual escalada del conflicto afectaría a una gran cantidad de materias primas cruciales para la economía mundial.
Menciona las subas que vienen registrando el petróleo, el trigo, el aluminio, el níquel y el paladio, a medida que la crisis sigue sin resolverse e impacta directamente en la economía europea, ya afectada por la suba de los alimentos y la energía.
La crisis "podría generar un efecto mariposa, elevando los precios de las materias primas a medida que se multiplican los problemas de suministro", señalan los analistas de Bloomberg Intelligence. "Las sanciones podrían dar paso a la escasez de alimentos y energía, lo que haría que los precios de ambos se dispararan", agregan los especialistas.
Uno de los mayores temores es una posible interrupción del flujo de gas desde Rusia a Europa, que anunció que sus reservas del fluido están en niveles peligrosamente bajos. El precio del gas prácticamente se ha duplicado desde el año pasado, señaló Bloomberg.
Pero el impacto más relevante podría darse en los precios de los alimentos. Ucrania y Rusia juntas son jugadores clave en el comercio mundial de trigo, maíz y aceite de girasol, lo que deja a los compradores de Asia a África y Medio Oriente vulnerables a pan y carne más caros si se interrumpe el suministro de esos commodities. Eso se sumaría a los costos de los productos básicos alimentarios que ya son los más altos en una década, informa Bloomberg.
Rusia es también uno de los mayores exportadores del mundo de los tres grupos principales de fertilizantes. Cualquier corte en el suministro puede provocar un aumento en los precios de los nutrientes, que ya son altos, lo que afectaría los rendimientos de las empresas y provocaría una mayor inflación de los alimentos, señala la agencia.