En un inusual y preocupante despliegue, Corea del Norte lanzó cientos de globos aerostáticos cargados con basura e inmundos desechos hacia Corea del Sur, una acción que fue denunciada por Seúl como una grave violación del derecho internacional y una amenaza a la seguridad nacional. La inusual ofensiva fue calificada como un acto "básico y peligroso".

El episodio tiene lugar en medio de una insólita guerra de globos entre el gobierno del norte y activistas surcoreanos, que suelen lanzar globos con folletos críticos, mini radios, comida y memorias USB con videos musicales y material de K-pop, contenido prohibido en la tierra del líder supremo Kim Jong-un.

Ahora, tal vez inspirado en la novela "No habrá más pena ni olvido", del periodista y escritor argentino Osvaldo Soriano, Corea del Norte optó por atacar a Corea del Sur con globos cargados con basura y desechos -dicen algunos medios, los más suaves- excremento, heces o estiércol -dicen otros-.

Aunque el contexto literario y la realidad geopolítica son diferentes, ambos escenarios ilustran el uso de métodos poco convencionales y de naturaleza provocativa para enviar un mensaje político.

La unidad militar de explosivos y el equipo de respuesta a la guerra química y biológica de Corea del Sur se desplegaron para inspeccionar y recoger los objetos. Además, se emitió una alerta advirtiendo a los residentes de la zona que se mantuvieran alejados e informaran a las autoridades de cualquier avistamiento.

Hacia la tarde de este miércoles, hora local, ya se habían detectado más de 260 globos. La mayoría cayeron en tierra, según informó el Estado Mayor Conjunto.

El Estado Mayor Conjunto surcoreano informó que el lanzamiento de globos comenzó la noche del martes y continuó hasta el miércoles por la tarde, contabilizando alrededor de 260 globos que cayeron en diversas áreas del país, incluida la capital, Seúl. 

Los globos transportaban una variedad de desechos, incluyendo trozos de basura, botellas de plástico, baterías, partes de zapatos y estiércol. Afortunadamente, no se reportaron daños significativos, aunque la situación requirió de la intervención de equipos especializados en respuesta química, biológica, radiológica y nuclear para asegurar y retirar los materiales.

"Estos actos de Corea del Norte claramente violan el derecho internacional y amenazan seriamente la seguridad de nuestro pueblo", declaró un funcionario militar surcoreano.  La advertencia fue clara y severa: cesar inmediatamente este tipo de acciones provocativas e inhumanas. Hasta el momento, Corea del Norte no emitió comentarios sobre estos lanzamientos.

Este incidente rememora a una situación narrada por Soriano, donde una conversación entre dos personajes revela un plan de lanzar excrementos desde un avión para causar una molestia simbólica en un pueblo. Lo que finalmente ocurre.

La novela relata la lucha interna en la localidad de Colonia Vela entre peronistas de izquierda y peronistas de derecha. A grandes trazos, es una reflexión sobre este movimiento político durante aquellos turbulentos años.

La referencia a Soriano, donde los personajes discuten una estrategia de lanzar "mierda" desde un avión para un efecto dramático, resuena con la realidad de la basura transportada por globos.

Ambos relatos, uno ficticio y otro real, subrayan cómo el uso de desechos y residuos puede convertirse en una herramienta de provocación y comunicación, transformando lo que podría parecer una broma en un acto de hostilidad con implicaciones serias.

Así, en el cruce entre literatura y actualidad, se evidencia cómo las tensiones y las tácticas de confrontación pueden tomar formas insólitas, ya sea en un pueblo imaginado por Soriano o en la tensa frontera entre las dos Coreas.

Este es uno de sus fragmentos más representativos del libro de Soriano:

Escuchá. Andate hasta el pueblo en la bicicleta. Avisá a la gente de la calle del municipio que cuando oigan el ruido del avión, prendan las luces de los frentes, así puedo entrar por el corredor.
—Te vas a tragar los cables de la luz. 
—¿Te creés que vuelo desde ayer? Nos vamos a cagar de risa, Juan. 
—Si decís que va a llover... Es una locura, che. 
—Dejate de joder. Después de que le avisés a la gente te vas al municipio y aguantás allá. Cuando sea el momento justo hacés que don Ignacio prenda y apague tres veces las luces del frente. Entonces voy yo.
—¿Y qué vas a tirar? 
—Mierda. Los voy a tapar de mierda.