La pandemia demoró el avance de la agenda ODS
Se revirtieron beneficios socioeconómicos que muchos países consiguieron con grandes esfuerzos en las últimas décadas, según un estudio de la ONU
La crisis generada por la pandemia de coronavirus exacerbó muchos desequilibrios en 2020 y retrasó el progreso hacia la Agenda 2030 de Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas, según mostró el Pulso ODS difundido por la Unctad.
"Con solo ocho años para la Agenda 2030, y la pandemia poniendo a prueba el sistema global, la orientación basada en hechos es crucial para una política eficaz", destacó al presentar el Pulso la secretaria general interina de la Unctad (Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo), Isabelle Durant.
El Pulso mostró el seguimiento de una serie de indicadores de los ODS y otros relacionados con el comercio, la inversión, la financiación para el desarrollo, la deuda, el transporte y la tecnología.
Lo primero que salta a la vista es que la pandemia afectó duramente a economías estructuralmente débiles y vulnerables, como los países menos adelantados (PMA), los países en desarrollo sin litoral (PDSL) y los pequeños Estados insulares en desarrollo (PEID).
Retrocesos
Se revirtieron beneficios socioeconómicos que esos países consiguieron con grandes esfuerzos en las últimas décadas, como la reducción de la pobreza, de acuerdo con el estudio.
En consecuencia, "2021 ha visto el surgimiento de una nueva agenda para el multilateralismo, que pide el acceso igualitario a vacunas y recursos para enfrentar la pandemia y garantizar una recuperación económica más equitativa", agregó.
Las políticas y estrategias de recuperación "deben enfocarse en reconstruir la resiliencia a los impactos, abordando los desafíos de desarrollo persistentes y emergentes que enfrentan los países en desarrollo", indicó el texto.
Ente los elementos considerados está el proteccionismo, que ya había comenzado a aumentar antes de que la economía mundial fuera golpeada por la pandemia.
El impacto económico resultante tuvo muchas consecuencias. La deuda externa, por ejemplo, creció a un nivel récord en 2020, alcanzando 31 por ciento del producto bruto en las economías en desarrollo, según el Pulso.