En un firme mensaje desde Río de Janeiro, el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, ratificó que su gobierno mantendrá el control soberano sobre los minerales estratégicos que yacen en el suelo brasileño. Frente al interés manifiesto de Estados Unidos por participar en la exploración de esos recursos, Lula remarcó que ninguna empresa extranjera podrá operar sin la autorización expresa del Ejecutivo y sin someterse a la legislación nacional.

"Debemos autorizar a la empresa a investigar bajo nuestro control. Si encuentra algo, no podrá venderlo sin consultar al Gobierno, y mucho menos tendrá permiso para vender el área que contiene el mineral", aseguró el mandatario, al referirse a materiales clave como el litio, el titanio, el tantalio, el niobio y 17 tierras raras, fundamentales para la industria tecnológica y la transición energética global.

Lula hizo hincapié en que la riqueza mineral brasileña forma parte de los activos estratégicos del país y que su gestión debe responder al interés del pueblo. "Ese mineral nos pertenece. Es del pueblo brasileño. Y el pueblo brasileño debe beneficiarse de la riqueza que esa minería puede generar. Así de simple", afirmó.

El presidente también se refirió a informes periodísticos que revelaron el creciente interés del Gobierno estadounidense en acceder a las reservas minerales brasileñas. En ese sentido, consideró inaceptable que actores externos pretendan condicionar o desplazar a Brasil de su rol central en la llamada "economía del futuro".

Brasil posee la segunda mayor reserva mundial de tierras raras, insumos fundamentales para la fabricación de baterías, paneles solares, sistemas aeroespaciales y aplicaciones nanotecnológicas. En este contexto, el Gobierno nacional anunció la creación de una comisión especial para inventariar y mapear todos los recursos minerales del país.

"Vamos a saber exactamente qué tenemos en nuestro suelo y en nuestro subsuelo. Eso se llama soberanía. Y vamos a ejercerla", advirtió Lula.

En su discurso, el jefe de Estado también se refirió a las recientes tensiones comerciales con Washington, tras la decisión del expresidente Donald Trump de aplicar un arancel del 50% a productos brasileños.

"Es muy triste que eso haya ocurrido. Llevamos más de 200 años de relaciones diplomáticas con EE.UU., siempre fuertes y serias. Traté con Clinton, Obama, Bush, Hillary y Biden. Conozco bien ese mundo", expresó Lula.

A pesar de la medida, el mandatario dejó abierta la posibilidad de recomponer el vínculo bilateral mediante el diálogo. "Si hay diferencias, sentémonos a la mesa. No necesitamos sanciones unilaterales. Brasil no busca conflictos. Nuestra última guerra fue la del Paraguay", ironizó.

El mensaje presidencial dejó en claro que Brasil no cederá el control de sus recursos estratégicos y que privilegiará un modelo de desarrollo soberano, con alianzas que respeten la autonomía nacional.