INSÓLITO

Más de 700 gallinas invadieron una ciudad de España

Las aves se adueñaron de parques y calles. Entre quejas y simpatías vecinales, la ciudad no logra resolver el problema

BAE Negocios

En Torrevieja, Alicante, los días transcurren entre el ruido del tránsito y un cacareo constante que ya forma parte del paisaje sonoro. La invasión de gallinas se extendió por parques, plazas y hasta rutas, alcanzando los 700 ejemplares según cálculos de la prensa local.

El origen de la historia se remonta a 2014, cuando alguien dejó unas 40 aves en el parque Las Naciones. Lo que parecía un gesto aislado se transformó en una colonia incontrolable. Alimentadas por vecinos y favorecidas por las condiciones del terreno, las gallinas se multiplicaron hasta conquistar nuevos espacios como la plaza Islas Canarias, el parque La Estación, La Veleta y barrios residenciales como San Roque.

 

Los vecinos, entre la ternura y el fastidio

La convivencia con estos animales divide a los torrevejenses. Inma, trabajadora de la zona del parque Las Naciones, se muestra tajante: “Las calles están sucias, hacen ruido a todas horas y se cruzan en plena carretera. Es un peligro para los conductores”.

De hecho, varios automovilistas reportaron encontrarse con gallinas atravesando la N-332, una de las vías más transitadas de la ciudad. Los riesgos viales se suman al malestar por la suciedad y el ruido.

Pero también hay quienes adoptan una postura más amable. Félix, vecino del parque La Estación, asegura que las aves ya son casi parte del vecindario: “A los chicos les divierte verlas, y algunos turistas hasta las consideran una atracción, como los monos de Gibraltar. Además, ayudan a controlar bichitos”.

 

Renuncia al contrato la empresa que debía retirar 700 gallos, gallinas y pollos de las calles de #Torrevieja https://t.co/n6o6hwiTfI pic.twitter.com/cPAi1QM8cs

— INFORMACIÓN Vega Baja (@inf_vegabaja) August 17, 2025

 

El intento fallido del Ayuntamiento

Aunque el Ayuntamiento de Torrevieja insiste en que las aves “no representan una invasión ni un peligro real”, en febrero lanzó una licitación por 26.000 euros para controlar la situación. El plan era contratar a una empresa especializada que capturara a los animales de forma preventiva y los trasladara a un lugar seguro.

La adjudicataria, Ecoplanín Xestión e Información Ambiental, con sede en Galicia, presentó una oferta de 19.600 euros —unos 28 euros por gallina— pero finalmente renunció. El motivo: la Ley de Protección Animal exige que las aves sean capturadas vivas y llevadas a un santuario, y la empresa alegó no tener capacidad para cumplir ese requisito.

Su director, Miguel Ángel Fernández, explicó que ya tenían preparado un protocolo de captura sin daños y las herramientas necesarias, pero se encontraron con la “letra pequeña”: además de capturar a las aves, debían encontrar un santuario dispuesto a recibirlas. “Con otras especies, como las tortugas galápagos, nos ocupamos del traslado, pero el centro de recuperación lo designa la Xunta. Aquí debíamos resolverlo nosotros”, señaló.

 

¿Callejón sin salida?

La renuncia de Ecoplanín dejó al Ayuntamiento otra vez sin salida. El municipio deberá volver a convocar a las empresas que quedaron en segundo plano, aunque la mayoría se dedica a la exterminación, algo prohibido por la normativa vigente.

Los santuarios para animales de granja, en su mayoría privados, se limitan a recibir ejemplares abandonados o excedentes de criaderos, sin fines de explotación. Allí los animales permanecen hasta morir de forma natural, lo que limita la capacidad de recibir bandadas tan numerosas.

Capturar gallinas sin lastimarlas tampoco es sencillo. Según especialistas, el método más seguro consiste en hacerlo de noche, cuando duermen, y usando jaulas trampa en lugar de redes, que pueden provocar fracturas en sus alas.

La falta de soluciones mantiene a la ciudad atrapada en un curioso dilema. Mientras el Ayuntamiento busca una salida legal y económica, los vecinos aprenden a convivir con una bandada que se mueve entre parques y rotondas como si fueran su territorio natural.

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