La economía del Reino Unido "se ha acercado al estancamiento en julio", lo que "reaviva las preocupaciones de una recesión", señaló Chris Williamson, economista principal de negocios de la calificadora de riesgo Standard & Poor's.

Según el analista, indicadores como el nivel de empleo o las expectativas empresariales muestran que durante los próximos meses el crecimiento económico seguirá debilitándose, reforzando un riesgo de la caída del PIB en el tercer trimestre. Además, las actividades empresariales en el Reino Unido están cercanas al estancamiento: en julio, los índices de compras fueron del 50,7, el nivel más bajo desde enero (el nivel 50 significa estancamiento)

Los nuevos pedidos se estancaron a la vez que decreció la presión alcista sobre los precios, lo que sugiere que la suba de los tipos de interés está empezando a hacer mella en la economía real.

Al respecto, Williamson destacó que, debido a los elevados tipos de interés, el nivel de la inflación, tanto en el sector manufacturero como de servicios está disminuyendo.

El especialistas de S&P señaló que los indicadores de futuro, incluidos los nuevos pedidos y las expectativas empresariales futuras, apuntan a un debilitamiento del crecimiento.

Según S&P Global Market Intelligence, el índice de confianza de los directores de compras cayó a 50,7% en julio, frente a 52,8% del mes anterior. Los economistas esperaban pocos cambios. El sector manufacturero alcanzó su nivel más bajo en 38 meses, y los encuestados señalaron una mayor cautela entre los clientes.

Las cifras apuntan a una ralentización de la economía británica este mismo año, tras la serie de subas de tipos de interés más rápida en tres décadas por parte del Banco de Inglaterra. El banco central intenta enfriar la economía y las presiones inflacionarias, que siguen siendo las peores del G7.

"La suba de los tipos de interés y el aumento del costo de la vida parecen estar pasando factura a los hogares, frenando el repunte post-pandémico del gasto en actividades de ocio", agregó Williamson.

"El impulso está disminuyendo ante la suba de los tipos de interés. Creemos que Gran Bretaña entrará en una recesión de un año a finales de 2023. La decisión política del Banco de Inglaterra de agosto estará muy reñida entre una subida de 25 puntos básicos y otra de 50 puntos básicos. El descenso del PMI podría inclinar la balanza hacia una suba menor", explicó Ana Andrade, de Bloomberg Economics.

Hasta ahora, la economía británica ha resistido mejor de lo esperado el aumento de los costos de los préstamos y la mayor restricción del coste de la vida en generaciones, evitando la recesión que muchos, incluido el Banco de Inglaterra, habían pronosticado para este año.

Los datos oficiales mostraron que los salarios han subido más de lo previsto en los últimos meses, y las ventas al por menor superaron las previsiones. Una encuesta de Adzuma mostró un aumento de las ofertas de empleo en cada uno de los últimos cinco meses.

El informe de S&P dibuja un panorama mucho más sombrío, mostrando que la actividad en el sector dominante de los servicios crece al ritmo más lento de los últimos seis meses. Se trata de la tercera ralentización consecutiva, y varias empresas citaron su preocupación por el mercado inmobiliario.