La devaluación del peso, que desde hace una año acumula 52%, empieza a repercutir favorablemente en las ventas externas de las bodegas.

Según cifras oficiales del Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV), en los primeros nueve meses del año las exportaciones de vino crecieron 11%, hasta los 217,6 millones de litros.

"Las ventas de vino a granel y mosto fueron las que más crecieron. Se dieron varias circunstancias para explicar el aumento de las exportaciones: mejoró la competitividad gracias al tipo de cambio pero también hay un muy buen stock y producto de calidad por la gran cosecha que hubo este año", le explicó a BAE Negocios Juan Angel Rodríguez, gerente general de Fecovita (Federación de Cooperativas Vitivinícolas Argentinas).

Por otra parte, el ejecutivo explicó que esperan que está performance se pueda extender en los últimos meses del año debido a que la cosecha de uvas en Europa, principalmente en España, no fue tan extensa. Por eso espera que aumenten los pedidos provenientes del Viejo Continente a las bodegas locales.

Rodríguez aseguró que el desafío es recuperar un mercado externo que las bodegas perdieron en los últimos años: el segmento de precios que van entre los US$3,5 y los 4 dólares. No obstante, indicó que los productores necesitan tener mejores condiciones para pensar en el mediano y largo plazo. "El alto costo financiero que tenemos hoy en día es un gran inconveniente a la hora de proyectar. En Europa tienen tasas y subsidios con los cuales es imposible competir".

En 2018, las exportaciones crecieron levemente en valor un 2% y en volumen un 23 por ciento. Las bodegas exportaron poco más de 88 millones de litros de vino a granel con una suba del 184%, lo que representó una suba del 47% en los ingresos. El valor promedio del litro de vino argentino cayó a US$2,98, es decir bajó un 18%, en relación a los US$3,63 en los que promedió en 2017. La exportación de vino en botella cayó un 3% en volumen y un 1% en facturación.

Panorama mundial

Los grandes productores y exportadores de vino, como Francia, Italia, España y Argentina, presentan una tendencia de consumo decreciente en el tiempo. En tanto que los grandes consumidores e importadores tienen un comportamiento opuesto, es decir, un consumo en alza debido a mayores importaciones. En ese grupo se encuentran China, Estados Unidos, Alemania, Reino Unido y Rusia.

Estados Unidos es el principal consumidor a nivel mundial, con 32.850 miles de hectolitros; seguido por Francia con 26.851 miles e Italia con 22.440 miles. Argentina se ubica en el noveno puesto con 8.449 miles de hectolitros, indicó un informe del Observatorio Vitivinícola Argentino.

Por cada punto porcentual de aumento del precio del vino en el mercado argentino la cantidad demandada cae 0,7%; en tanto que por cada punto porcentual que aumenta el precio de la cerveza (sustituto y competidor), la demanda de vino se incrementa 0,6 por ciento. Finalmente, el crecimiento de la actividad económica potencia por cada punto porcentual un 0,3% la cantidad demandada de vino. Estas variables explican en un 95% el comportamiento del consumo de vino en Argentina.