Bruselas veta la fusión entre Alstom y Siemens que buscaba crear un gigante ferroviario

La CE considera que dañará la competencia

BAE Negocios

La Comisión Europea (CE) vetó la compra de la empresa francesa Alstom por parte de la alemana Siemens, por considerar que dañará la competencia en los mercados de trenes de alta velocidad y sistemas de señalización, a pesar de las advertencias de Berlín y París en contra de esta negativa.

"Sin compromisos suficientes, esta fusión habría resultado en precios más altos para los sistemas de señalización que mantienen seguros a los pasajeros y para las siguientes generaciones de trenes de alta velocidad.

La Comisión ha prohibido la fusión porque las compañías no deseaban abordar nuestras serias preocupaciones", dijo la comisaria de Competencia, Margrethe Vestager, a través de un comunicado citado por EFE.

La investigación puesta en marcha por la CE en julio de 2018 reveló que el grupo resultante de la fusión de dos de los principales proveedores del sector ferroviario se habría convertido en líder en el mercado de sistemas de señalización, con una posición dominante en el mercado de materiales para trenes de alta velocidad, copando una gran parte del mercado tanto en Europa como en el resto del mundo.

La investigación tuvo en cuenta la competencia en el mercado global y especialmente por parte de proveedores chinos, explicó la Comisión, a quien los Gobiernos francés y alemán presionaron para aprobar la fusión, alegando que de otro modo las empresas europeas no podrán competir con el gigante ferroviario chino CRRC.

Ante esto, Bruselas concluyó que en el mercado de trenes de alta velocidad "es muy improbable" que la entrada de empresas chinas vaya a representar un problema de competencia para Alstom y Siemens en el futuro.

En el mercado de señalización, confirmó que ahora mismo no hay proveedores chinos en el Espacio Económico Europeo, y cree que "pasará mucho tiempo" antes de que estos puedan convertirse en proveedores "creíbles" en Europa.

Alstom y Siemens anunciaron en septiembre de 2017 la fusión con la que pretendían crear el "número dos" mundial del sector ferroviario, con dimensión para afrontar la competencia global y en particular la del gigante chino CRRC.

El grupo resultante, controlado por Siemens, habría contado con una plantilla combinada de 62.300 empleados en todo el mundo, una facturación anual de 15.300 millones de euros, una cartera de pedidos de 61.200 millones y unas sinergias esperadas de 470 millones, según explicaron entonces.

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