La noticia de la detención del presidente de Nissan y Renault, el brasileño Carlos Ghosn, acusado de fraude fiscal por evadir hasta 77 millones de euros a lo largo de cinco años provocó un cimbronazo en las compañías. Desde la apertura de la Bolsa de París, las acciones de Renault llegaron a hundirse hasta un 15%, para finalizar en una baja del 8,43%. Las acciones cayeron a los niveles más bajos desde enero de 2015. Nissan se desplomó en las Bolsas de Alemania y Wall Street. La noticia se conoció después del cierre de la Bolsa de Tokio.

Nadie podía imaginar que Carlos Ghosn, considerado el artífice de la resurrección de Nissan tras rozar la bancarrota y la persona que consiguió reflotar Renault, cuyo mayor accionista es el Estado francés, en los 90, podía terminar preso. La detención se produjo después de una investigación interna en Nissan que habría demostrado que el alto cargo ocultó durante años parte de su salario con el objetivo de no pagar impuestos y desvió fondos de la empresa para fines personales.

El jueves Ghosn será destituido del cargo junto a uno de sus estrechos colaboradores, Greg Kelly, también envuelto en el escándalo. Denunciado por la propia empresa nipona, solamente en el ejercicio 2017, el ejecutivo ganó oficialmente unos u$S17 millones. En Francia, su sueldo fue objeto de escándalo y solo pasó el filtro de la junta de accionistas cuando Ghosn aceptó rebajarlo en un 20%. Su detención pone en riesgo la alianza Renault Nissan, plantean medios europeos.