Las increíbles historias de inquilinos que no pudieron renovar sus contratos
Postales de la crisis: una joven se fue a vivir a la casa de la abuela de su ex; un estudiante va todos los días de Chaco a Corrientes a la universidad y un profesional palermitano se muda con su novia a Lomas de Zamora.
El tema de la vivienda se ha convertido en el último tiempo, casi en una pesadilla para los que tienen que alquilar. Las subas de los alquileres, los aumentos en los servicios y las expensas hicieron que muchos rescindan contratos y vuelvan a la casa de los padres, alquilen con amigos o se vayan a vivir en pareja, como única opción posible, no soñada. Todos se reinventan para poder seguir.
Los primeros datos oficiales del primer semestre indican que 2,3 millones de jóvenes de entre 25 y 35 años viven con sus padres o abuelos, lo que representa que el 38% de los jóvenes argentinos no pueden soñar con independizarse. Algunos lo intentaron, pero en los últimos meses dieron marcha atrás.
Desde la Fundación Tejido Urbano, recuerdan un dato muy fuerte: “el 76% de los jóvenes menores de 35 años no llegan a cumplir su contrato de alquiler y lo tienen que rescindir antes de su vencimiento. Muchos vuelven a vivir con los padres o cohabitan con otras personas para poder pagar los gastos y el alquiler. Este dato surge de la Cámara Inmobiliaria Argentina y demuestra una cruda realidad casi 8 de cada 10 jóvenes argentinos no pudo seguir pagando su alquiler”, señaló Fernando Álvarez de Celis, director ejecutivo de Tejido Urbano.
El tema de los jóvenes que no pueden vivir sólos se agrava en el resto del país. Entre las provincias en las que los jóvenes tienen más dificultad para salir de su hogar paterno o materno figuran: Jujuy, Catamarca, Tucumán, La Rioja, Salta, San Juan, Santiago del Estero y Corrientes. Los planes de vivienda priorizan a los matrimonios con hijos y los jóvenes casi no tienen acceso a la vivienda. En ciudades donde no hay muchas industrias, dependen de sueldos del Estado o de las fuerzas de seguridad que no les permiten comprarse una vivienda.
Verónica tiene 23 años, desde Misiones se fue a estudiar veterinaria a Corrientes. “El año pasado pagaba $40.000 por un monoambiente a dos cuadras de la facultad. En marzo me subieron el alquiler a $110.000. Tuve que dejar el departamento y mudarme con mi ex novio, a la casa de la abuela de él. Alquilar un departamento más alejado era un problema porque el boleto mínimo cuesta $990”, contó Verónica.
Laureano es chaqueño, dejó su provincia para mudarse a Corrientes a estudiar enfermería en la Universidad Nacional del Nordeste. Vivía sólo desde los 22 años.”Pagaba $60.000 de alquiler y el contrato pasó a $235.000 por mes, tuve que dejar de alquilar y volverme a casa de mi mamá en el Chaco. El pasaje ida y vuelta del Chaco hasta Corrientes me sale $2.200 y del Puerto me voy caminando a la facultad”, señaló Laureano. Ya fue presentado el proyecto para subir el boleto de transporte público de $990 a $1302 y $1.549.
Las historias y tragedias se repiten en jóvenes y no tan jóvenes, en el interior profundo, en Palermo y en el corazón del conurbano bonaerense. Hernán está separado desde hace 12 años, vive en un departamento con terraza y muy bien ubicado en Palermo. Está en pareja desde hace más de una década, pero conviven en casas separadas, ella tiene dos hijas mayores. “Pagaba $350.000 de alquiler y la dueña me pidió $1.200.000, más expensas, imposible de sostener. A mi novia se le complica también pagar su alquiler. Su papá murió y dejó una casa en Lomas de Zamora, la estamos arreglando y en noviembre nos vamos a vivir ahí. Trabajo en Capital y sé que será complicado, me consuelo pensando que la casa tiene fondo. No pensábamos convivir, pero bueno, ya es hora”, dijo.
Alicia tiene 59 años, trabaja el Estado, alquila un departamento de tres ambientes a pocas cuadras del Congreso. Recién llegada de su trabajo en el microcentro contó: “pagaba de alquiler $250.000 y ahora pago $390.000, a lo que debo sumarle $150.000 de expensas. Del sueldo me quedan apenas $150.000 para pagar servicios y comer. Empecé a vender ropa y objetos de arte, estoy pensando en dar clases de canto y en alquilar una de las habitaciones para poder llegar a fin de mes”. A todo le suma la angustia de no saber si no será una de las futuras despedidas por el fuerte recorte al Estado.
Cifras oficiales, revelan que en el primer trimestre de 2024 en Argentina hay más de 359.000 adultos mayores que alquilan su vivienda. Un número que se duplicó en los últimos 20 años, en 2004, eran poco más de 164.000.
En ese mismo año, 2004, el 35% de los jóvenes no había podido emanciparse, según la Encuesta Nacional de Gasto de los Hogares (ENGHo), que realiza el INDEC. Esto significaba cerca de 2 millones de personas. Entre 2004 y 2012 (vuelve a realizarse la ENGHo), el número de jóvenes no emancipados bajó hasta 1,7 millones, lo que significó también una reducción en el porcentaje hasta el 31%, el nivel más bajo registrado desde 2004 hasta la fecha. La vivienda es una deuda pendiente para jóvenes y adultos. Los créditos hipotecarios accesibles, por ahora son un sueño en este contexto.